
martes 02 de septiembre de 2025
En Senda India (2024), Daniela Seggiaro retoma el archivo de 1991 realizado por Miguel Ángel Lorenzo, quien con una cámara Hi8 filmó recorridos por el monte, actos escolares y encuentros judiciales. Aquellas imágenes, pensadas como pruebas en un juicio iniciado en 1986, adquieren hoy otra dimensión: no solo documentan un conflicto, también muestran cómo la comunidad wichí construyó un relato propio sobre la tierra y su vínculo con ella.
La película se sostiene en la voz del cacique Juan Méndez (Lacuijèn), que cuestiona la noción occidental de propiedad y reafirma la tierra como parte inseparable de la vida colectiva. Allí emerge un choque de sentidos: mientras el derecho blanco entiende la tierra como mercancía, la cosmovisión wichí la inscribe en el idioma, la memoria y el monte, reafirmando un horizonte común que resiste al despojo.
El montaje revela que la cámara nunca fue neutral. La comunidad se apropia del dispositivo como herramienta política, parodia los registros televisivos y convierte la filmación en un acto de resistencia. El humor, la pedagogía y la complicidad entre quienes se ponen frente al lente dan forma a un lenguaje que interpela al Estado y al mundo exterior con sus propias reglas.
Más que un ejercicio retrospectivo, Senda India se erige como un puente entre pasado y presente. Al unir archivo y territorio, Seggiaro convierte esas cintas en un espacio de diálogo que alcanza tanto a las comunidades originarias como al público urbano. En ese cruce, la película formula una pregunta que excede lo jurídico y lo político: ¿a quién pertenece la tierra y quién decide sobre su destino?