
martes 02 de septiembre de 2025
En un momento histórico en el que se debate la funcionalidad de las parejas abiertas y se cuestiona la monogamia, el realizador Michael Ángelo Covino plantea en Amores compartidos (Splitsville, 2025) un concepto algo peculiar. Con un tono satírico más intelectual de lo que se suele ver en este tipo de comedias, el director crea una especie de parodia —que en ciertos puntos vira hacia la crítica— sobre las relaciones abiertas. En la práctica, este concepto se ejecuta de manera muy interesante, utilizando una narrativa que simula un experimento.
Así, el filme se divide en cinco capítulos, como si fuera un ensayo de divulgación científica. Cada uno de estos capítulos tiene su propio estilo y humor, y cumple con un objetivo claro y directo. Esto ayuda a que la película no pierda tiempo en situaciones triviales, sino que se centre en lo que realmente quiere contar, sustituyendo momentos incómodos o de relleno por escenas relevantes que permiten que la trama avance sin perder fuerza.
La división en capítulos también contribuye a la estructura ordenada del film, mientras que la trama repite un patrón en los conflictos internos de las dos parejas protagonistas, lo que permite que los personajes aprendan de sus errores y se ayuden mutuamente.
La batalla entre las relaciones abiertas y la monogamia se vuelve algo contradictoria, ya que el filme no toma partido por ninguno de los dos lados ni presenta una postura fija. A lo largo del metraje, la película muestra los pros y los contras de ambas opciones. Con naturalidad y sin perder el tono satírico inicial, presenta ambas caras de la moneda, con sus aspectos buenos y malos, a través de varios enredos entre los cuatro protagonistas.
Estos enredos refuerzan el concepto del film y permiten explorar varios subtextos, como los celos, la impulsividad, el coraje y el desequilibrio en los vínculos humanos. En parte, la película transmite el mensaje de que los conflictos de pareja son pasajeros y casi siempre terminan fortaleciendo el vínculo, para luego regresar a la normalidad. Asimismo, la trama llega a desenmascarar la farsa detrás de las relaciones abiertas.
Con Amores compartidos, Covino se arriesga a hacer una película que no sigue las convenciones populares de los tiempos actuales. Utiliza los momentos más predecibles de la trama para generar humor y presenta un enfoque más intelectual, alejado de lo frívolo y de los conceptos típicos en las comedias de enredos. A través de esta fórmula, logra exponer los conflictos de pareja sin ningún tipo de remordimiento, planteando un cuestionamiento sobre las relaciones abiertas que atraviesa todo el metraje y que, finalmente, desemboca en una comedia de enredos y un juego de celos que desestima, en cierta forma, lo mismo que la película critica.