
El teléfono negro, dirigida por Scott Derrickson y basada en el relato de Joe Hill, ha logrado captar la atención de los amantes del cine de terror con una propuesta intensa y bien construida. La película sigue a Finney Shaw, un niño secuestrado por un asesino enmascarado conocido como “El Agarrador”, que lo mantiene atrapado en un sótano insonorizado. Finney recibe llamadas del misterioso teléfono negro de las víctimas anteriores, quienes intentan guiarlo para escapar de su captor.
Suspense efectivo y actuaciones destacadas
La cinta sobresale por su capacidad de mantener al espectador en tensión constante, combinando elementos clásicos del thriller con un toque contemporáneo de terror psicológico. Scott Derrickson maneja con destreza la narrativa, construyendo un ambiente oscuro y claustrofóbico que refleja la desesperación del protagonista. Cada escena está diseñada para mantener el interés, generando momentos de miedo, intriga y anticipación que mantienen al público al borde del asiento.
Las actuaciones contribuyen significativamente al impacto de la película. Ethan Hawke brilla interpretando al aterrador “Agarrador”, logrando transmitir una presencia inquietante que se siente en cada aparición en pantalla. Mason Thames, en el papel de Finney, ofrece una interpretación convincente y llena de vulnerabilidad, logrando que el público se conecte emocionalmente con su situación. La química entre los personajes y la dinámica con el teléfono negro añaden profundidad a la historia, haciendo que la narrativa sea aún más absorbente.

Otro aspecto positivo de El teléfono negro es su diseño de producción. La ambientación del sótano, la iluminación cuidadosamente trabajada y el uso estratégico del sonido refuerzan la tensión y contribuyen a la inmersión en la historia. Los sustos y giros de la trama se presentan de forma efectiva, equilibrando el terror visual con el psicológico, lo que permite que la película funcione tanto para quienes buscan emociones fuertes como para quienes disfrutan del desarrollo de los personajes.
En definitiva, El teléfono negro es un ejemplo de cómo combinar elementos clásicos y modernos del género de terror para crear una experiencia cinematográfica sólida. Su atmósfera intensa, actuaciones destacadas y manejo efectivo del suspenso consolidan a la película como un producto exitoso dentro del cine de terror contemporáneo.