
domingo 31 de agosto de 2025
Dos tumbas (2025) transcurre en los paisajes blancos de Frigiliana y otros pueblos andaluces, donde la belleza aparente contrasta con un relato de violencia y desaparición. Verónica y Marta, dos adolescentes, salen de fiesta una noche y no regresan. Poco después, el cuerpo de Marta aparece sin vida, mientras que de Verónica no queda rastro. La investigación recae sobre Jonás, el joven que las llevó hasta un cruce en su coche, pero la falta de pruebas lo deja en libertad.
En ese vacío emerge Isabel (Kitty Manver), la abuela de Verónica, decidida a buscar a su nieta. Su cruzada nace tanto del dolor como de una profunda desconfianza hacia las instituciones. La Guardia Civil, incapaz de dar respuestas, se convierte en el blanco de sus reproches, y la trama muestra cómo esa desconfianza abre paso a una justicia paralela. Isabel termina aliándose con Rafael (Álvaro Monte), padre mafioso de Marta.
Dirigida por Kike Maíllo y Agustín Martínez, con guion del trío de escritores conocidos como Carmen Mola (Santos Mercero, Jorge Díaz y Agustín Martínez), la miniserie se mueve entre el thriller y el melodrama, con un trasfondo político que le da espesor. La venganza, más que una descarga emocional, aparece como un gesto que expone los límites de la ley y la fragilidad de la confianza en las instituciones. Isabel encarna esa desobediencia civil desesperada, atrapada entre actuar por cuenta propia o aceptar el vacío que deja la justicia oficial.
Los giros del guion se sostienen en una lógica donde nada es lo que parece. Los sospechosos dejan de serlo a medida que nuevas verdades emergen, las víctimas revelan secretos que cambian la perspectiva de los hechos, y las mentiras, cuando salen a la luz, rompen la confianza en todos los niveles. A ello se suman alianzas inesperadas, nacidas de la desesperación, que alteran tanto la investigación como la relación entre los personajes. Cada uno de los tres episodio avanza sobre ese terreno movedizo, donde la verdad se vuelve frágil y provisional.
Aunque el desenlace prioriza el impacto por sobre la reflexión, Dos tumbas instala una tensión central: la imposibilidad de trazar una frontera clara entre justicia y venganza. Esa ambigüedad la convierte en un relato incómodo que, más allá de sus excesos, expone el costado destructivo de la venganza y plantea la pregunta sobre qué se pierde cuando la verdad se persigue a cualquier precio.