
Guillermo del Toro apareció este viernes por sorpresa en el Festival Internacional de Cine de Venecia, al término de la proyección del documental Sangre del Toro, dirigido por el francés Yves Montmayeur. Ante una sala llena, el cineasta mexicano defendió su visión del séptimo arte, marcada por la mezcla entre belleza y horror, y afirmó que en un mundo cada vez más polarizado la imperfección se vuelve un valor.
“Podemos estar jodidos y crear arte. De hecho, debemos estar jodidos”, expresó entre risas del público. Para Del Toro, la perfección no es un requisito del cine: “No tenemos un lugar en la iglesia ni somos políticos, ¿por qué deberíamos ser perfectos?”.
El documental, presentado en la sección Venecia Classics, recorre la trayectoria y obsesiones del director a través de imágenes de la exposición En casa con mis monstruos (realizada en Guadalajara en 2019) y fragmentos de filmes icónicos como El laberinto del fauno, Hellboy y La forma del agua. Además, incorpora testimonios de colaboradores cercanos como el director artístico Eugenio Caballero.
Recorrido del Toro
Durante la proyección se mostraron objetos de su vasta colección personal —monstruos, cámaras y piezas de utilería—, mientras Del Toro compartía recuerdos de su infancia en Guadalajara, su fascinación por los laberintos como metáfora narrativa y la influencia del culto mexicano a la muerte. También rememoró sus primeras experiencias en el cine de terror y su admiración por Luis Buñuel, en particular por la célebre escena de Un perro andaluz. @mundiario