
Esta miniserie, con un elenco sólido y ambientada en el legendario Parque Yosemite en California, plantea una trama tan intrincada como el bosque que la enmarca, pero a la vez simple si se la compara con otras producciones del género. A lo largo de seis episodios, Indomable (Untamed, 2025) despliega conflictos existenciales, familiares, de pareja, de paternidad y maternidad, así como problemas vinculados a la justicia, el divorcio, las adicciones y el narcotráfico. El resultado es un mosaico de situaciones reconocibles que, aunque aportan densidad, en conjunto terminan repitiendo fórmulas ya transitadas.
Kyle Turner (Eric Bana) es un agente especial del Servicio de Parques Nacionales que arrastra el trauma por la muerte de su único hijo. Esa herida lo vuelve hosco y distante, un rasgo que Bana interpreta con sobriedad, entre la indiferencia y la melancolía contenida. Sus compañeros, Naya Vásquez (Lily Santiago) y Bruce Milch (William Smillie), intentan acercarse a él cuando la narración arranca de manera abrupta con una escena clave: dos alpinistas en “El Capitán” presencian la caída de una joven cuyo cuerpo se estrella contra las rocas. La víctima, Lucy Cook (Ezra Franky), presenta una herida de bala y marcas que sugieren un ataque animal. Ese suceso dispara la investigación central.
En torno a Turner aparecen figuras que intentan sostener los giros narrativos: su ex esposa Jill (Rosemarie DeWitt), que aún guarda sentimientos por él; el jefe de guardabosques Paul Souter (Sam Neill), que lo aconseja desde un rol casi pasivo; y Naya, una recién llegada de Los Ángeles que aporta otro ángulo a la dinámica de equipo. Con el avance de la pesquisa, Turner y Naya descubren que una zona del parque está ocupada por un grupo de hippies vinculados a un laboratorio de drogas y que Lucy, huérfana y adoptada en Nevada, había terminado allí tras huir de su hogar.
Indomable introduce subtramas que oscilan entre el aporte y el exceso: el ex marido de Naya que disputa la custodia de su hijo, el nuevo esposo de Jill reducido a un papel ornamental, un amigo nativo americano de Turner que funciona como elemento de inclusión cultural y una relación ocasional del protagonista. Personajes secundarios que, lejos de fortalecer la narrativa, se asemejan a recursos de telenovela. Incluso Paul Souter, interpretado por Neill, queda desdibujado en un rol observador hasta que se le adjudica un giro de guion poco convincente.
Frente a estas debilidades, la serie acierta al mostrar una versión menos idealizada de Yosemite, donde la naturaleza convive con la corrupción y la criminalidad. El paisaje adquiere entidad propia gracias a la fotografía, convirtiéndose en un personaje más de la historia. La escena inicial de la caída de Lucy es el momento más contundente y marca el tono de lo que podría haber sido un relato más afilado.
Indomable oscila entre la intriga sostenida y los desvíos narrativos innecesarios. Ofrece buenas actuaciones, especialmente de Bana, y un desarrollo que mantiene cierto interés, aunque también se resiente por tramas mal resueltas y escenas de tono forzado, como las que apelan a un aire casi idílico con animales del bosque.
La miniserie cumple con entretener y muestra el compromiso de Bana como productor ejecutivo. Sin embargo, se integra a un catálogo ya saturado de propuestas similares, sin aportar demasiado a la fórmula del thriller contemporáneo. Disponible en Netflix, es una opción válida para pasar el tiempo, pero difícilmente deje huella en quienes buscan innovación o riesgo narrativo.