
Alicia en el País de las Maravillas, dirigida por Tim Burton y estrenada en 2010, es una adaptación moderna del clásico de Lewis Carroll. Con su estilo visual único y su despliegue de efectos especiales, la película ofrece un mundo colorido y extravagante que refleja la imaginación de Burton. Sin embargo, a pesar de sus impresionantes imágenes y un reparto de renombre, la película no logra capturar completamente la magia filosófica y surrealista que hacía tan especial la obra literaria.
En esta versión, Alicia (interpretada por Mia Wasikowska) ya no es una niña curiosa, sino una joven que regresa al País de las Maravillas para derrotar a la malvada Reina Roja (Helena Bonham Carter). Esta nueva trama, centrada en una misión heroica, cambia el tono de la historia original, inclinándose hacia la acción y la aventura, lo que despoja a la película de la esencia más profunda y reflexiva que caracteriza al cuento de Carroll.
Una historia visualmente rica pero con altibajos narrativos
La mayor fortaleza de la película es su diseño visual. Tim Burton crea un País de las Maravillas deslumbrante, lleno de colores brillantes, personajes excéntricos y escenarios de ensueño. Los efectos especiales y la animación por computadora dan vida a los personajes de forma espectacular. El Sombrerero Loco, interpretado por Johnny Depp, es uno de los más destacados, aportando su propia marca de locura, mientras que otros personajes, como el Conejo Blanco, se quedan algo deslucidos en comparación.

Sin embargo, la historia no logra mantener el mismo nivel de coherencia y encanto que su aspecto visual. A pesar de los esfuerzos por seguir la esencia del clásico, la trama se siente a menudo forzada. La decisión de introducir una lucha épica contra la Reina Roja, una historia más convencional de acción y aventura, desvía la atención del surrealismo y los temas filosóficos que definían al libro original. Esta alteración del tono hace que la película pierda parte de su profundidad.
La interpretación de Alicia también es diferente a la del personaje original. En lugar de una niña que explora un mundo absurdo con curiosidad, la Alicia de Burton se presenta más como una heroína convencional que lucha por salvar su mundo. Esto le da a la película un aire más aventurero, pero también le resta la magia de la exploración personal y la reflexión, elementos centrales del cuento de Carroll.
En definitiva, Alicia en el País de las Maravillas dirigida por Tim Burton es una película visualmente impactante, pero que carece de la profundidad del original. A pesar de su estética impresionante y el despliegue de efectos especiales, la película se aleja del tono filosófico y surrealista que hacía único al clásico literario. Es una adaptación entretenida, pero desigual, que puede atraer a los fans del cine de Burton, aunque los seguidores del libro puedan sentir que falta algo esencial. @mundiario