
miércoles 20 de agosto de 2025
Nadie 2 (Nobody 2, 2025) mantiene el tono cómico y la acción frenética de su predecesora, durante unas vacaciones familiares que rápidamente se convierten en una batalla llena de puñetazos, patadas y disparos mortales.
El protagonista, Hutch Mansell (Bob Odenkirk), sigue atrapado en un delicado equilibrio. Por un lado, tiene que lidiar con la rutina monótona de la vida moderna; por el otro, sus instintos violentos están listos para explotar. Para compensar su frialdad y distanciamiento familiar, Hutch decide llevar a su esposa y sus hijos a Wild Bill’s Majestic Midway, un parque de diversiones en un pueblo apartado, con la esperanza de «crear recuerdos». Sin embargo, la paz dura poco. La familia se ve envuelta en un enfrentamiento con la mafia local, liderada por la sádica Lendina, interpretada por Sharon Stone.
El cine de acción, incluso en sus versiones más irreales, a menudo se convierte en un espejo de nuestros deseos y frustraciones cotidianas. Ambas películas de la saga exploran la presión que sienten muchas personas para encajar en un ideal de felicidad que no les satisface. La película muestra la rutina inicial de Hutch: un hombre que, con una sonrisa forzada, intenta cumplir con todas las exigencias de un estilo de vida moderno que lo ahoga. Las obligaciones laborales, familiares y sociales se ven como una carga sofocante, y su frustración se acumula hasta el punto de ebullición.
En la secuela, esta crítica se agudiza con la participación de la familia. Su esposa (Connie Nielsen), sus hijos (Gage Munroe y Paisley Cadorath), su hermano (RZA) y su padre (Christopher Lloyd) también participan en las vacaciones de esta fachada de felicidad. Pero el conflicto con los lugareños les da la oportunidad de liberar su furia contenida, en una suerte de alivio para los personajes. De esta manera la violencia estilizada más que horrorizar, resulta tan gratificante como en la primera parte. Es la válvula de escape que le permite a Hutch y compañía descargarse, demostrando que debajo de la fachada de una familia «feliz» hay un torrente de instintos reprimidos.
El director Timo Tjahjanto y el guionista Derek Kolstad entienden perfectamente el material con el que trabajan, y aciertan en el tono. Aunque el humor de esta secuela pueda parecer menos novedoso, el estilo visual y sonoro sigue siendo tan atractivo como en la original, con la banda sonora creando un ingenioso contrapunto entre hits clásicos y peleas coreográficas.
Nadie 2 quizás carezca del factor sorpresa de su antecesora, pero logra mantener su gracia y encanto, no solo a través de su peculiar protagonista que soporta la angustia de ser un Don nadie, sino también al extender esta particular dinámica a toda la familia.