
No habrá un tratado global contra la contaminación por plásticos en Ginebra: diez días de tensas negociaciones concluyeron la madrugada de este viernes con un amargo fracaso para el medioambiente y la diplomacia.
Sin embargo, todos los participantes emprendieron el retorno a sus países con la seguridad de que se convocará a una nueva ronda de negociaciones ante la urgencia de medidas para detener la producción y el consumo insostenibles de plásticos que amenaza con triplicar la ya preocupante cifra de 450 millones de toneladas anuales.
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Para nuestras islas, esto significa que, sin la cooperación mundial y la acción estatal, se seguirán vertiendo millones de toneladas de residuos plásticos en nuestros océanos
La voluntad de no dar por cerrado este proceso diplomático fue asumida por el presidente del órgano negociador, el embajador ecuatoriano Luis Vayas, pero queda por ver cuándo y dónde se pueden reanudar las negociaciones y sobre qué bases concretas, tras la profunda decepción de los países, la sociedad civil y el sector privado, que desde distintas perspectivas han compartido el objetivo de impulsar el tratado.
El representante de Noruega, copresidente de un grupo de países que defendía un tratado «ambicioso» para proteger el medioambiente y la salud humana, lo anunció al inicio de la última reunión plenaria de esta cita mundial de 185 Estados: «No tendremos un tratado sobre la contaminación plástica aquí en Ginebra».
Presidente de las negociaciones sobre el tratado mundial de plásticos, Luis Vayas. Foto:AFP
El proceso opone a dos bandos: un gran bloque de Estados que quiere medidas ambiciosas, como frenar la producción de plástico, y otro más reducido con países productores de petróleo que busca centrarse más específicamente en la gestión de los residuos.
El presidente de las negociaciones (CNI5-2), el ecuatoriano Luis Vayas Valdivieso, había presentado dos versiones diferentes de borrador en 24 horas, la última de ellas la noche del 14 al 15 de agosto, en medio de un clima de caos y expectativa.
Los jefes de delegación, reunidos en esa sesión extraordinaria al amanecer, no lograron ponerse de acuerdo sobre este último texto, a pesar de una evolución en la redacción.
El documento, que aún contenía más de un centenar de puntos por revisar y acordar, constituía una «base aceptable para la negociación», indicaron dos fuentes gubernamentales a AFP justo después de que el último borrador se publicara en la página web de las negociaciones de la ONU.
En su debate, no se alcanzó un consenso, tal y como señalaron los representantes de Arabia Saudita, India y Uruguay.
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«Hemos perdido una oportunidad histórica», estimó Cuba.
Tuvalu, en nombre de 14 pequeños Estados insulares en desarrollo del Pacífico, declaró: «Para nuestras islas, esto significa que, sin la cooperación mundial y la acción estatal, se seguirán vertiendo millones de toneladas de residuos plásticos en nuestros océanos, lo que afectará a nuestro ecosistema, nuestra seguridad alimentaria, nuestros medios de vida y nuestra cultura».
Obra de Benjamin Von Wong titulada creada para las negociaciones del Tratado sobre los Plásticos. Foto:AFP
La falta de consenso es un fracaso para el multilateralismo
Muchos delegados expresaron su decepción, y la representante de Fiyi consideró que este fracaso «debilita el multilateralismo».
«Un puñado de países, guiados por intereses financieros a corto plazo y no por la salud de sus poblaciones y la sostenibilidad de sus economías, han bloqueado la adopción de un tratado ambicioso contra la contaminación plástica», lamentó la ministra francesa de Transición Energética, Agnès Pannier Runacher.
Hemos perdido una oportunidad histórica
Desde el inicio del proceso en 2022, se libró una batalla campal entre dos bandos que parecen irreconciliables.
Los «ambiciosos», entre los que se encuentran la mayoría de países de América Latina, la Unión Europea, Canadá, Australia, África o las naciones insulares, quieren reducir la producción mundial de plástico y controlar las moléculas más preocupantes para la salud.
Delegados hablan durante negociaciones sobre un tratado contra la contaminación por plásticos Foto:AFP
En la otra orilla, los países principalmente petroleros rechazan cualquier restricción a la producción o prohibición de moléculas o aditivos peligrosos.
Estos últimos no toleraban que la negociación se basara en «todo el ciclo de vida» del plástico, es decir, desde la sustancia derivada del petróleo hasta su estado de residuo.
Llevaron a cabo una campaña de presión para conseguir que se modificara el «alcance» o el ámbito de aplicación del texto del tratado, que se había fijado en 2022 durante la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el Medioambiente.
Si no se hace nada, la producción actual, de unas 450 millones de toneladas anuales, se triplicará. Foto:AFP
Las líneas rojas que llevaron al fracaso de la cumbre de Ginebra
Esta sesión de negociación «no ha concluido», declaró Luis Vayas Valdivieso a AFP. La próxima sesión corresponderá a una «nueva parte de la CNI5».
«La secretaría trabajará para encontrar una fecha y un lugar donde se celebre la CNI5-3», agregó.
La aguerrida diplomática Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), aseguró que estos diez días de negociaciones permitieron comprender «con más detalle las líneas rojas» de cada país.
Tras el anuncio de la falta de acuerdo, Greenpeace y otras oenegés criticaron a las industrias petroleras y químicas.
«La crisis del plástico se acelera y la industria petroquímica está decidida a sacrificarnos en aras de sus intereses a corto plazo», advirtió Greenpeace.
Obra de Benjamin Von Wong titulada creada para las negociaciones del Tratado sobre los Plásticos. Foto:AFP
Durante la última ronda de negociaciones en Busan (Corea del Sur) a finales de 2024, los países ya habían fracasaron en la elaboración de un acuerdo común.
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Entretanto, la situación se agrava. El planeta ha producido más plástico desde el año 2000 que en las cinco décadas previas, en su mayoría productos de uso único y de empaque.
Y la tendencia se acelera: si no se hace nada, la producción actual, de unas 450 millones de toneladas anuales, se triplicará hasta el 2060, según las previsiones de la OCDE. Menos de 10% se recicla.
Con información de AFP y EFE