
Si aciertan las encuestas de intención de voto para la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Bolivia, este domingo quedarán clasificados dos finalistas, uno de centro-derecha y uno de derecha, para la segunda vuelta del 19 de octubre, y la izquierda, profundamente dividida entre el expresidente Evo Morales y el mandatario actual, Luis Arce, será severamente castigada tras casi dos décadas de gobernar al país.
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El presidente de Bolivia, Luis Arce (I) y el expresidente Evo Morales (D). Foto:Fernando Cartagena. AFP
Una derrota de los grupos de izquierda, entre ellos el Movimiento al Socialismo (MAS), que Morales tomó bajo su control en 1997, confirmaría la tendencia a la baja de la ola rosa que produjo una decena de triunfos de la izquierda en América del sur, en los últimos diez años.
La ola rosa comenzó a perder fuerza en Ecuador, con las victoria de Guillermo Lasso en 2021, y de Daniel Noboa en 2023 y 2025, así como con el triunfo de Javier Milei en Argentina en 2023. Además, a fines de 2022, una desastrosa gestión y su intento fallido de dar un autogolpe de Estado llevaron a la destitución y detención del presidente peruano, el izquierdista Pedro Castillo.
En el futuro cercano, el 16 de noviembre se celebrará la primera vuelta presidencial en Chile, y aunque la izquierda escogió una candidata de unidad, la comunista Jeannette Jara, que concentra, según las encuestas, el 26 por ciento de la intención de voto, los tres candidatos de centroderecha y derecha, José Antonio Kast (líder de los sondeos con 28 por ciento), Evelyn Matthei (16 por ciento) y Johannes Kaiser (5 por ciento), suman casi 50 por ciento, y tanto Kast como Matthei le ganan a Jara en los escenarios de segunda vuelta. Todo apunta a que Chile se sumará a la tendencia derechista, tras los mediocres resultados de la gestión del presidente izquierdista Gabriel Boric.
Con un rango de entre 21 por ciento y 24 por ciento de la intención de voto, Samuel Doria Medina, de 66 años, un empresario y político que, a inicios de los 90, fue ministro de Planificación en el gobierno del centroizquierdista Jaime Paz Zamora, lidera las encuestas para la primera vuelta. Aunque desde su juventud militó muchos años en la centro-izquierda, y aún hoy su partido, UN, miembro de la coalición Unidad, está vinculado a la Internacional Socialista, este rico empresario que hizo su fortuna en los sectores de cemento, alimentos, hotelería e inmobiliaria es considerado un centroderechista, cercano a la corriente social-liberal.
En empate técnico con Doria Medina aparece el expresidente Jorge Fernando Quiroga, de 65 años y a quien todos llaman Tuto, que marca entre 19 por ciento y 24 por ciento de intención de voto. Fue el heredero político de un poderoso líder derechista, el general Hugo Bánzer, dictador del país entre 1971 y 1978, y presidente constitucional desde 1997 hasta su muerte en 2001. Al fallecer en el cargo, Bánzer fue reemplazado por el vicepresidente Quiroga, un tecnócrata neoliberal que se había distanciado de los banzeristas tradicionales. El Tuto gobernó un año exacto, entre agosto de 2001 y agosto de 2002. Hoy lidera la coalición Alianza Libre y promete “un cambio sísmico” en el país para marcar “el fin del ciclo nefasto del MAS”.
El candidato presidencial boliviano de la coalición Alianza Unidad, Samuel Doria Medina. Foto:AFP
Con una docena de puntos de ventaja sobre quienes les siguen en los sondeos, Doria Medina y Quiroga tiene todo a su favor para ir a la segunda vuelta, que se celebrará por primera vez en la historia boliviana. Para ganar la Presidencia este domingo, uno de ellos tendría que obtener 50 por ciento más uno de los votos, o 40 por ciento más uno y sacarle 10 puntos porcentuales al segundo, lo que luce bastante improbable. Así que todo se definirá en el segundo round, el 19 de octubre.
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La ola rosa boliviana tuvo un protagonista central: Evo Morales, de ancestros indígenas urus, hijo de criadores de llamas y, durante años, líder del movimiento de los cocaleros. En 1997 asumió el control del MAS, con el cual, en diciembre de 2005, ganó las presidenciales en primera vuelta y por mayoría absoluta (53 por ciento de los votos), al derrotar justamente a Quiroga (28 por ciento) y a Doria Medina (8 por ciento).
Fue reelegido por amplia mayoría en 2009, 2014 (otra vez contra Quiroga y Doria Medina) y 2019, aunque en esta ocasión las acusaciones de fraude generaron una crisis política que lo obligó a renunciar y a salir al exilio.
Tras un mandato presidencial interino de 360 días de la exsenadora Jeanine Yáñez, en 2020 el economista y exministro de Morales, Luis Arce, escogido por el MAS como su candidato, ganó por mayoría absoluta en primera vuelta, pero pronto rompió con su exjefe, quien intentó expulsarlo del MAS en octubre de 2023. Tiempo después, la Justicia boliviana reactivó en contra de Morales una causa por abuso y acceso carnal sobre una joven de 15 años con la que habría tenido una hija, en hechos ocurridos en 2015.
A inicios de este año, la Justicia confirmó una orden de captura contra el exmandatario, aunque esta vez la causa fue cambiada por trata de personas, debido a que, según el expediente, la familia de la menor se la habría entregado a Morales a cambio de recibir favores políticos del entonces presidente.
La Policía no ha ejecutado la orden de detención, dictada por la Justicia, por temor a una crisis de orden público.
El exmandatario está refugiado en su feudo electoral de Cochabamba, protegido por miles de indígenas y cocaleros. En enero, cuando la orden de captura fue reactivada, el líder sindical Vicente Choque, muy cercano a Morales, le dijo a France Press que “la seguridad del hermano Evo (está en manos de) más de 2.000 personas, todos los días, las 24 horas”. Según explicó, había varios anillos de seguridad para impedir su detención, un operativo que no ha sido desmontando desde entonces.
El expresidente boliviano, Evo Morales, se da la mano con simpatizantes. Foto:AFP
En estos años, la pelea entre Morales y Arce no ha hecho más que escalar, mientras divide a los demás líderes del MAS y desconcierta a los votantes. A esto se suma una gravísima crisis económica, consecuencia del fracaso del proyecto de economía estatizada iniciado por Morales, que estimuló la fuga de capitales y frenó la inversión privada tanto nacional como extranjera. La consecuencia fue una caída del PIB de niveles del 6 por ciento, que marcó a inicios de la década pasada, a apenas 1,4 por ciento el año pasado.
La inflación anualizada, que cerró 2024 en 9,9 por ciento, trepó en julio a 24,8 por ciento, golpeando de manera sensible a las clases populares. Sucesivos aumentos del salario mínimo por orden del Gobierno han servido poco en un país en el que la informalidad –donde ese salario no opera– equivale al 80 por ciento de la actividad económica.
El agotamiento de los pozos gasíferos y el freno en la inversión minera y en hidrocarburos dejaron exangües las cuentas públicas, que dependían en alto grado de ese sector: Bolivia cerró 2024 con un aterrador déficit fiscal de 12 por ciento.
¿Voto oculto para las elecciones presidenciales en Bolivia?
A pesar de los sondeos, que le otorgan al candidato izquierdista más opcionado, el politólogo y dirigente cocalero de 36 años Andrónico Rodríguez, una baja intención de voto de entre 5 por ciento y 8,5 por ciento, algunos aún creen que puede dar la sorpresa.
En declaraciones al diario chileno La Tercera, este fin de semana, la sicóloga y excongresista de izquierda Erika Brockmann destacó que, en las encuestas, “hay demasiado voto incierto, o sea, indeciso, nulo y blanco, que puede decantar sorpresivamente a favor de Andrónico Rodríguez (…), y entonces, a último momento no me extrañaría que pueda haber una sorpresa”.
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Hay demasiado voto incierto, o sea, indeciso, nulo y blanco, que puede decantar sorpresivamente a favor de Andrónico Rodríguez
Erika BrockmannSicóloga y excongresista de izquierda
En abono de esta tesis hay que señalar que, según esos sondeos, los indecisos, nulos y blancos, sumados, alcanzan el 30 por ciento. Pero el problema para Andrónico Rodríguez es que su intención de voto no viene al alza, sino cayendo: rozaba el 15 por ciento a inicios de junio, y ahora llega a marcar apenas 5 por ciento en el estudio de la firma Ipsos, publicado este domingo. En vez de atraer a los indecisos, Rodríguez está viendo cómo sus potenciales electores se alejan de él.
Seguidores del expresidente de Bolivia Evo Morales, participan en una campaña por el voto nulo. Foto:AFP
Ahora aparecen ligeramente por encima de Rodríguez dos candidatos: Rodrigo Paz, hijo del expresidente Paz Zamora, apoyado por la Democracia Cristiana, con entre 8 por ciento y 9 por ciento, y el militar retirado Manfred Reyes Villa, del movimiento Súmate, con entre 7 por ciento y 9 por ciento. Eduardo del Castillo, exministro de Arce y enemigo de Morales, es el candidato oficial del debilitado MAS, con apenas entre 1,5 por ciento y 2 por ciento de las intenciones de voto.
Para Carlos Cordero, decano de Ciencias Políticas y Derecho de la Universidad Católica en La Paz, no parece haber muchas opciones de un voto sorpresa por la izquierda. “Las encuestas sugieren un desencanto o voto castigo con el partido de los movimientos sociales, el MAS, por la difícil situación económica y social que vive Bolivia, así como por la división y enfrentamiento dentro del partido de gobierno”, le explicó Cordero a La Tercera. “El ánimo del electorado –agregó– apunta al final del ciclo político del MAS y el inicio de otro, con un signo ideológico opuesto al autoritarismo de izquierda encarnado por el MAS”.
Las encuestas sugieren un desencanto o voto castigo con el partido de los movimientos sociales, el MAS, por la difícil situación económica y social que vive Bolivia, así como por la división y enfrentamiento dentro del partido de gobierno
Carlos CorderoDecano de Ciencias Políticas y Derecho de la Universidad Católica en La Paz
El fallecido expresidente de Bolivia Víctor Paz Estenssoro, cuatro veces mandatario del país –una vez derrocado– entre inicios de los 50 y mediados de los 80, sostenía que en su país los ciclos políticos duran 20 años. “Parece cierto”, sostenía hace pocos días el analista boliviano Carlos Toranzo. “Creemos que en Bolivia se acabó el ciclo del MAS (…) y podría empezar un nuevo ciclo que podríamos llamar liberal democrático, y también podría durar una o dos décadas”, agregó. De ser así, el primer paso en esa dirección lo darán los votantes este domingo si confirman las encuestas y determinan que Quiroga y Doria Medina pasen a segunda vuelta.
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