
domingo 10 de agosto de 2025
Todo no es suficiente (Mansalva) podría leerse como un falso documental sobre un artista que nunca quiso ser personaje, pero terminó reducido a esa condición. Alberto Fuguet se coloca en el lugar de un director que llega tarde al rodaje. La estrella ha muerto, el escenario es una ciudad ajena, Montevideo, y el guion es inexistente, apenas una lista de nombres que se resisten a hablar. Frente a ese vacío, decide filmar los silencios. Persigue a los testigos como si fueran extras que ignoran en qué historia participan. Registra evasivas, frases inconclusas, gestos que esconden más de lo que muestran. La cámara se instala en esa incomodidad, en ese instante en que la imagen se desdibuja y la figura de Gustavo Escanlar emerge con más nitidez.
Escanlar, nacido en 1962 y muerto en 2010, fue escritor, periodista y presentador. Ocupó un lugar incómodo y central a la vez dentro de la cultura uruguaya de los noventa y dos mil. Polemista implacable, enemigo declarado de Mario Benedetti y Eduardo Galeano, protagonista de incidentes televisivos que rozaban el escándalo, generó adhesiones intensas y rechazos absolutos. Fuguet lo conoció apenas un par de veces y, tras enterarse de su muerte por sobredosis, emprendió un viaje para reconstruir su vida a partir de testimonios fragmentarios, documentos dispersos y fragmentos de su obra, entre ellos el provocador poemario Oda al niño prostituto.
El libro avanza como una investigación sin mapa. Fuguet recorre Montevideo siguiendo pistas que se bifurcan, puertas que se cierran y voces que hablan en susurros o prefieren el anonimato. No hay compasión ni condena en su mirada. Escanlar aparece como un protagonista indomable que no se puede moldear, solo acompañar en su errancia. Entre escenas, Fuguet intercala poemas, fotografías y anécdotas que funcionan como utilería de un relato donde el detrás de escena pesa más que la función.
El resultado es un retrato que rehúye embalsamar al personaje y lo muestra en movimiento, con contradicciones intactas, crudeza, capacidad de incomodar y un brillo intermitente que sobrevive incluso en los episodios más sombríos. Si en Superestar (2025), la serie de Netflix sobre la icónica Tamara/Yurena, Nacho Vigalondo la transformaba en una figura de bazar, Fuguet convierte a Escanlar en un archivo vivo, un rollo de película que se desgasta rápido, con colores saturados y fotogramas quemados. El libro no es un homenaje ni un ajuste de cuentas, sino la proyección de un metraje encontrado, sin cortes, que obliga a sostener la mirada sobre alguien que ya no está, pero cuya ausencia sigue perturbando.