
Otros lo relacionan con rasgos de practicidad y eficiencia, ya que pintarse las uñas requiere tiempo, mantenimiento y, a veces, implica soportar incomodidades. En personas con estilos de vida acelerados o con personalidades más funcionales, puede que esta práctica simplemente no encaje.
Desde otro ángulo, la negativa a pintarse las uñas podría representar una postura frente al consumismo o a los roles tradicionales de género. Algunas personas podrían rechazar prácticas que asocian con la presión social por cumplir ciertos cánones de belleza. En este caso, la decisión tiene un fuerte componente ideológico.
Muchas personas prefieren las uñas al natural. Foto:Canva
¿Qué pasa con las personas que se muerden las uñas? Esto dice la psicología
Existe otro tipo de gente, que sin importar si lleva esmalte o no en las uñas, suelen morderlas. Al respecto, Psychology Today explica que morderse las uñas es común, pero cuando la conducta causa angustia, culpa o interfiere en la vida diaria, puede considerarse un trastorno según el DSM-5.
Esta conducta, conocida como onicofagia, puede estar ligada a la ansiedad, el estrés, el aburrimiento o trastornos como el TDAH o el TOC.
Además de los daños físicos, como infecciones o lesiones bucales, puede derivar en problemas digestivos si se ingieren fragmentos. El tratamiento varía desde productos de barrera hasta terapias como la cognitivo-conductual o el entrenamiento de reversión de hábitos.