
Un análisis sobre asociaciones conceptuales de color reveló que, aunque no hay un vínculo directo entre la preferencia por el naranja y la inteligencia medible, sí se ha observado que, culturalmente, es un color que pocas personas identifican con sabiduría o profundidad emocional.
Por otro lado, una investigación publicada en Frontiers in Psychology descubrió que el naranja, pese a su capacidad de generar entusiasmo y energía, también podía interferir con la concentración.
El naranja no suele estar relacionado con la inteligencia o contextos de estudio. Foto:iStock
Las personas expuestas a este color durante tareas académicas o intelectuales mostraban una menor capacidad de enfoque, lo que sugiere que su intensidad visual puede resultar contraproducente en contextos que requieren atención y reflexión.
El color naranja y sus asociaciones con la personalidad, según la psicología
El color naranja suele ser uno de los más polarizantes: se le ama o se le rechaza. Esta dualidad, según Very Well Mind, se explica en parte porque, aunque muchas personas lo describen como alegre, cálido y amigable, también se le asocia con sensaciones de superficialidad, arrogancia, orgullo desmedido y menor inteligencia.
Eso no significa que el naranja sea malo. De hecho, es el color de la extroversión, la alegría y la calidez. Pero, en contextos donde se valoran la lógica, la introspección o la discreción, tiende a ser menos valorado.
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