
miércoles 06 de agosto de 2025
En Otro viernes de locos (Freakier Friday, 2025), la historia de los cambios de cuerpo regresa de la mano de la directora Nisha Ganatra, aunque el resultado es algo predecible.
Años después de su crisis de identidad, Tess (Jamie Lee Curtis) y Anna (Lindsay Lohan) se enfrentan a un nuevo desafío: la hija de Anna, Harper, y su futura hijastra, Lilly, no se llevan bien. En medio de los conflictos de esta nueva familia ensamblada, un nuevo y forzado cambio de cuerpo ocurre, llevando la trama a un terreno ya conocido.
La película original de 2003, que a su vez fue una nueva versión de la película de 1976 protagonizada por Jodie Foster, utilizaba el concepto del intercambio de cuerpos para explorar la empatía y la importancia de la familia. Sin embargo, esta secuela intenta mezclar la nostalgia para los fanáticos con una versión «actualizada» para las nuevas generaciones, y este enfoque le juega en contra. La historia se siente como una réplica forzada de su predecesora, repitiendo elementos icónicos, como la trama de una boda que debe suspenderse. En lugar de ofrecer algo nuevo, se apoya en el fan service para justificar su existencia, creando una sensación de deja vú que la vuelve poco original.
Aunque el humor inicial de la película resulta refrescante y divertido, logrando crear una comedia simpática en sus primeros actos, la cinta pierde fuerza hacia el final. Cuando intenta profundizar en los temas de la empatía y la unión familiar, la carga emocional se siente superficial y poco auténtica, como si solo estuviera ahí para cumplir con la estructura narrativa.
Otro viernes de locos es una película llena de contradicciones. Por un lado, tiene buenos momentos de comedia, una narrativa con buen ritmo y un mensaje positivo sobre la familia. La actuación de Jamie Lee Curtis es impecable, aportando carisma y humor a su personaje. Sin embargo, el resto de la película decepciona al depender demasiado de la estructura de su predecesora de hace 20 años, sin arriesgarse a contar una historia nueva. Si bien es una película correcta y divertida, está lejos de ser una pieza icónica que trascienda como lo hizo la primera.