
El polémico director del Sistema Público de Radiodifusión (SPR), Jenaro Villamil, arrastra una serie de escándalos que están a punto de estallarle y las esquirlas también le harán daño a la presidenta Claudia Sheinbaum, quien inicialmente decidió respaldarlo a pesar de ser una más de las incómodas herencias dejadas por el expresidente López Obrador.
Desde el año pasado, Villamil se autonombró encargado de despacho en su puesto porque es bien sabido que no acumula las simpatías suficientes en la bancada de Morena en el Senado. Él no le ha querido mover más porque teme perder la votación, así que su plan es mantenerse en las mismas sin hacer ruido y claro que conviene.
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Tan sólo el sexenio pasado, Villamil recibió, cada año, un presupuesto que rondaba los mil millones de pesos. Lo manejó a su antojo y en beneficio de su consentido: El Canal 14, donde se autoproclama estrella con participación en al menos tres programas. A eso hay que sumarle que el Canal 14 ha fortalecido su cobertura a nivel nacional por encima del propio Canal 11, lo que representaría un claro conflicto de interés.
Pero donde Jenaro hará enojar a la Presidenta es en cuanto salgan a la luz sus pleitos, conflictos y actitudes hacia el resto de los directores de los otros medios públicos. No es poca cosa. Quienes están en ese círculo denuncian que hay maltratos, agresiones y gritos.
Si la Presidenta manda llamar a Renata Turrent, directora de Canal 11 –la señal pública del Instituto Politécnico Nacional– ella le podría contar del actuar de Villamil. Si la Presidenta manda llamar a Alonso Millán –director del Canal 22, enfocado en cultura– él le podría contar del actuar de Villamil. Si la Presidenta manda llamar a Braulio Luna –director de Capital 21, el canal de la Ciudad de México– él le podría contar del actuar de Villamil. Si la Presidenta manda llamar a los directores de varios medios estatales, la respuesta será la misma.
Todos estos personajes le podrían relatar que Villamil los amenaza con ir a acusarlos a su escritorio en Palacio Nacional, argumentando que lo quiere mucho. Todos esos personajes le podrían relatar cómo es que, en las reuniones con ella, Villamil mantiene una estrategia de aterrorizarlos para controlar lo que ponen sobre la mesa y de eso tampoco se salva la secretaria de Cultura, Claudia Curiel de Icaza.
La Presidenta puede preguntarles a todos ellos antes de que el problema la toque a ella. ¿Seguirá asumiendo el costo de tener a un personaje al que aprecia o le dará una salida?
STENT
Polarizar, dividir y generar odio entre la sociedad tiene consecuencias. Son víctimas de su propio veneno.