
- La estrategia de comunicación de Curiel es confusa.
Ya pasaron 10 meses desde que Claudia Curiel asumió las riendas de la Secretaría de Cultura federal, pero aún no ataja muchas de las dudas que flotan en la atmósfera del sector. Gran parte de éstas las heredó de su antecesora, Alejandra Frausto, aunque eso no justifica la carencia o la ausencia de información oficial.
Era natural que, durante las primeras semanas, la titular no aportara demasiados datos. Sin embargo, esa realidad no ha cambiado en los últimos meses y sus respuestas en cada entrevista espontánea, es decir, fuera de los medios oficialistas, toma el camino de la ambigüedad o, sencillamente, promete que contestará, algo que podría repetir hasta el final de los tiempos.
Por ejemplo, hablemos del Centro SCOP. ¿En qué fecha se presentará públicamente el proyecto final para su recuperación y su adaptación en el Parque del Muralismo Mexicano?, ¿se ha considerado en el nuevo proyecto algún cambio en la reposición de los murales?, ¿y qué presupuesto se le destinará?
Pensemos también en la Bodega Nacional de Arte y en la nueva Cineteca, dos espacios clave del Proyecto Chapultepec, iniciado en la gestión de Frausto, actual titular de Turismo de la CDMX, quien prometió que todo se entregaría en diciembre de 2024. Pero, hasta la fecha, Curiel no ha logrado explicar el motivo de los atrasos ni si existió algún incumplimiento por parte de las constructoras.
Éstos son dos ejemplos sencillos que Curiel prefiere no abordar y se inclina por centrar su atención en temas que, de momento, tiene bajo control. Es el caso de Original, el Parque Bicentenario, la Ópera de Bellas Artes y la iniciativa México Canta, por mencionar algunos.
Pero si alguien de la fuente cultural toma el micrófono y le cuestiona sobre otra realidad, ella de inmediato asiente, agradece la pregunta y promete responder, con todo gusto, más adelante.
“Agradezco mucho tu pregunta y que estés pendiente de todo lo que sucede en la SC. Me gustaría platicarlo en otro momento”. ¿Cuándo?, se le insiste. “De manera oficial, en los momentos justos, yo lo voy a informar. No hay nada que no podamos informar. Simplemente cada cosa tiene un proceso”… Es decir, podría ser mañana o cuando México gane otra medalla de oro en una olimpiada.
¿Qué otra pregunta no respondería la funcionaria? Por ejemplo, la fallida descentralización de la SC a Tlaxcala y sobre el gasto realizado en la renta del inmueble ubicado en San Pablo Apetatitlán, donde supuestamente llegarían 180 trabajadores de la dependencia, quienes mudarían su residencia y permitirían un ahorro de casi 50 millones de pesos al año. Sabemos bien que la realidad fue distinta.
También se le podría preguntar sobre los predios de La Mariscala, a espaldas del Palacio de Bellas Artes, que en teoría servirán para crear un espacio auxiliar al palacio de mármol, y que ya estaba dotado de una previsión presupuestal de mil 275 mdp. ¿Qué es lo que finalmente se realizará o ni siquiera se considerará en el actual sexenio?
Bueno, el vacío de información es tan visible que, en días pasados, Excélsior reportó el arranque de los trabajos de restauración del Conservatorio Nacional de Música, como parte del Proyecto Integral de Renovación de las Escuelas de Educación Artística y Cultura, que se prometió al inicio de su gestión; pero es momento que Curiel no ha dado detalle sobre el diagnóstico ni el proceso ni la periodicidad de los trabajos en todas las escuelas del INBAL y del INAH.
- Francamente, la estrategia de comunicación de Curiel es confusa. De Frausto siempre se cuestionó su indisposición para sostener más de un encuentro al año con la prensa cultural. Ahora ni eso existe y todo se reduce a un puñado de posts en X o a una que otra historia en Instagram, donde Curiel aparece bailando, posando o sonriente en la mañanera.