
A casi un año de haber llegado a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, Clarita Brugada sigue sin entender que ya no está en campaña, y que desde octubre debió tomar las riendas de la capital del país.
Cuando estaba en busca del voto, ofreció erradicar la violencia, la falta de agua, las inundaciones, las fallas del Metro, la contaminación y hasta la corrupción. Pintó un paraíso chilango, que sabía inalcanzable, pero necesitaba apoyo en las urnas.
Como prometer no empobrece, dijo que movería su varita mágica para que todos los capitalinos tuvieran una vivienda digna, escuelas con todos los servicios y que las madres tendrían, además de becas para sus hijos, guarderías de primera para enviar a sus críos.
No ha cumplido una sola de sus promesas y la capital está inmersa en la falta de servicios públicos, que quiere solucionar con medidas paliativas que de poco sirven.
El Metro lo heredó hecho un desastre, pero su administración se está superando para acabarlo de sepultar, con un servicio cada vez peor, perjudicando en especial a los más pobres, que son la mayoría de sus usuarios.
La inseguridad ni se diga, si no que le pregunte al Inegi, que ubica a la capital como una ciudad donde sus habitantes se sienten mayoritariamente en riesgo. Bueno, tan es así que dos de sus más cercanos y queridos colaboradores fueron asesinado en pleno día y su crimen sigue impune.
Si bien inició su gobierno con un bachetón, pues las calles de la capital parecían zona de guerra, fue puro humo: ni se taparon los hoyos y hoy son verdaderos cráteres que son un peligro a los ciudadanos.
Cierto que las torrenciales lluvias han contribuido al daño, pero Clarita no puede llamarse sorprendida por los aguaceros y granizadas, pues hasta un niño de kínder saber que cada año llegan por estas fechas y que las calles y avenidas se inundan.
Ayer salió conque su gobierno hará “toda la obra que se necesite” para evitar las inundaciones en zonas como Zaragoza y la Línea A del Metro, como si el problema fuera nuevo. Por qué esperó a que el agua afectara a usuarios y viviendas para anunciar obras.
En su descargo, hay que reconocer que Brugada heredó una ciudad en desgracia, pero la recibió de su propio partido, y lo peor es que integró su gabinete con los mismos perfiles que habían mostrado hasta el cansancio su ineptitud.
Lo grave es que nadie ve un proyecto de ciudad que pueda modificar el status de los capitalinos. Si cree que con sus Utopías —que por cierto enfrentan resistencia hasta de sus propios alcaldes— y con un Cablebús más ya cumplió, está terriblemente equivocada.
Los capitalinos requieren de un gobierno proactivo, no sólo reactivo, pues todo mundo ve cómo se marchita cada vez más la capital, sin esperanza de que las cosas mejoren.
CENTAVITOS
Y para acabarla de amolar, en otro tema que tiene con los pelos de punta a los ciudadanos, que es la invasión y el despojo de sus inmuebles, acciones que llevan mucho tiempo sin respuesta, Clarita anunció la creación de una comisión especial que vigile que eso no siga ocurriendo. Y la cosa no estaría tan mal, si no fuera porque designó a su secretario de Gobierno, César Arnulfo Cravioto, coordinador del grupo, a pesar de que todo mundo sabe que es afín a grupos vivienderos como la asociación Benita Galeana, por ejemplo, famosa por acaparar los créditos del INVI para formar el Cártel inmobiliario de la 4T. Dicen que con Arnulfo a la cabeza es como dejar la Iglesia en manos de Lutero.
