
Las inconformidades de los morenistas han dado pie a distanciamientos entre ellos, por un lado; por el otro, el desacato de algunos de sus miembros que, sin preocupación, habitan residencias que los distinguen y, además, no conformes con ello, últimamente se les ha visto tomando vacaciones en ciudades europeas, cuya estadía ha sido en hoteles de lujo.
Por su parte, la Presidenta, avergonzada ante esa realidad, ha llamado la atención en forma temerosa, declarando que esas actitudes no compaginan con la línea de la Cuarta Transformación en el sentido de vivir en la medianía proclamada por Juárez.
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Esa condición, en una actualidad de relaciones internacionales, hace que nos vean en otros países como seres desposeídos que todavía usamos huaraches y que en cuclillas utilizamos un sombrero grande, lo que contrasta en un mundo donde la globalización está presente. Asimismo, la recomendación fuera de lugar a que repelemos las aspiraciones, mientras uno de los hijos del expresidente estudia en el extranjero. Puras gansadas.
Aquí en Coahuila, el grupo de simpatizantes morenistas que realmente ofrece su empeño de lucha es tan raquítico que algunos de sus miembros utilizan el tiempo en discusiones bizantinas, por lo que no concluyen en acuerdos que les proporcionen cierta fuerza política y no les resten una posible pujanza sólida para enfrentar decisiones importantes que convenzan a la ciudadanía. Dichas razones están contribuyendo al decremento en su padrón de electores, por la carencia de dirigentes que persuadan con la ideología de su asociación y que comprendan lo que es una democracia representativa, en la que deben tener fijada su soberanía a través de los órganos que se eligen por votación. Una democracia exenta de pragmatismos y populismo.
De seguir así, el partido Morena caminará hacia el colapso, pues ya se empiezan a comer unos a otros, produciendo una descomposición digestiva que, en cualquier momento, puede expulsar las inmundicias que han acumulado, por más que traten de disimularlo Claudia Sheinbaum, Luisa María Alcalde y toda la ralea que las rodea.
A la tal descomposición la fortalecen elementos como Mejía Berdeja, del Partido del Trabajo (PT), que quiere llegar a la gubernatura con todo y que la dirigente nacional de Morena dejó entrever su indiferencia, mientras que el mandamás en Coahuila, Diego del Bosque, se encapsula en un interés disimulado por el expolicía acapulqueño.
Otro elemento de Morena que está metiendo ruido, tratando de ser bien visto por la cúpula, con el fin de meterse en el carril de los tiradores hacia las jornadas electorales que vendrán en los siguientes años, es Luis Fernando Salazar. El senador muestra simpatías por alcanzar primero la Presidencia Municipal de Torreón y luego embonarla con la candidatura a la gubernatura del estado. Nada más que este último sitio deberá esperarlo, si acaso en el 2035, repito 2035, o después, si es que se pueda dar, pues el o la candidata para el 2029 para ese puesto ya está recorriendo el camino.
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Por otro lado, el PAN puede seguir de la mano con el PRI. En cuanto al Partido Verde, si es que figura en Coahuila, jugará solo, quién sabe con quién. Y en cuanto a Movimiento Ciudadano, veremos qué dice el “Jimmy”, un alma en pena que ha empezado a deambular por el Estado, sólo que la gran mayoría de los electores viejos hacen esfuerzos por recordarlo, mientras que los jóvenes no lo conocen; o a menos que el PRI le haga guiños y acepte formar una mancuerna de tres, aunque no es necesario. En todo caso, sería sólo para dividir. Veremos.
Morena, como partido, juega a la democracia; es decir, la deprecia, sobre todo cuando el poder político que tiene lo ha ido creando con fines aliancistas para ganar elecciones, obtener prerrogativas y seguir encumbrados. Propónganse reformas electorales contundentes con el objeto de que ya no se dilapide ese dinero, como si lo tuviéramos de sobra, además de jugar con la voluntad popular. Democracia intangible. Comprable.
Se lo digo EN SERIO.
franciscoaguirreperales@gmail.com