
María Penella no sólo heredó el talento de su abuelo, Roberto Gómez Bolaños Chespirito, sino que día a día lo perfecciona con los proyectos que elige sobre el escenario.
Esta ocasión protagoniza La niña, la barca y el canario, obra escrita por Maribel Carrasco, que dirige Mauricio García Lozano en el Foro Lucerna.
Arropada por Verónica Langer y Patricia Loranca, Penella recrea al ave de la historia, una que habla de migración desde el punto de vista de una niña.
La pequeña debe dejar su hogar y cruzar el mar con su canario. En el viaje enfrentará sus miedos, vivirá más de una aventura y descubrirá que, aunque la tristeza permee su corazón, ella debe seguir adelante y eso la hace un ser valiente.
Esta obra narra la travesía que tiene que hacer una niña con su canario cuando tiene que salir de su casa, cuando se ve forzada a salir de su casa. Hay un gran estruendo, retumba el mundo, así lo narra la dramaturga, y tiene que salir.
En términos muy llanos es una obra que habla sobre la migración. Es un texto que está pensado para niñas, niños y jóvenes, que dura no más de 70 minutos, a lo mucho, y que, con ayuda de muchas imágenes, nos va guiando por siete travesías por las que va pasando la niña, su canario y la abuela, que es este espíritu que las acompaña y que es quien va narrando”, expresó Penella, quien ha formado parte de obras como Noche de reyes, Pequeña voz, Casi normales, El hombre de la Mancha y Comala, Comala.
Hablar de la migración hoy, con el foco social, político y mediático de las redadas de migrantes en Estados Unidos o lo que sucede del otro lado del mundo con la guerra en Palestina, dan coyuntura a esta historia, que lo plantea de una manera poética en su protagonista.
Es un tema bien fuerte y no hay manera más fácil de hablarlo con las infancias.
No describiría a la obra como lúdica, porque mientras que sí hay un personaje que es un canarito, está la niña y es cercano a las infancias, es una obra para espectadores de más de 10 años.
Toca el tema con mucha crudeza, porque es duro y difícil de hablar, pero, a la vez, en lo que se centra también la obra es en la supervivencia, en la perspectiva de que sí, la migración forzada trae consigo un montón de problemas, mucho dolor en las familias y las infancias que migran, pero también hay resiliencia, supervivencia, esperanza y tener en mente los sueños.
Queremos que esta obra genere conversaciones entre padres e hijos, y entre chavos, jóvenes, que empiezan a tener entre sus compañeros de escuela a migrantes y que están empapados en este tema, porque en redes sociales está en todos lados y porque sucede en México, con las olas de migrantes centroamericanos, pero también en Estados Unidos y obviamente lo que está pasando en Palestina. Es una obra super actual”, detalló.
Recrear al canario para María es simbolizar algo más que sólo la mascota de la niña. Es ofrecer este acompañamiento y algún tipo de certeza a una persona que tuvo que dejar su hogar.
Es un texto precioso, conmovedor, emotivo. En términos de hacer al canario, es una oportunidad muy linda, el hacer a un personaje no humano. No es común. Tiene además la particularidad de que es un canario macho, que se llama Hans, que es medio malhumorado maltrecho, ya está tuerto, está un poco cojo y se le han caído varias plumas después del derrumbe.
Es lindo personaje, distinto a lo que normalmente hago, con el gran atractivo de tener a estas compañeras de escena y con esta dirección. Éste es un canario que no habla y no canta, pero parte del viaje del canario es que aprenda a cantar o vuelva a hacerlo para que puedan llegar a la orilla. Es una bonita metáfora para los niños y niñas que están creciendo, el decir ‘¿qué necesito hacer para seguir adelante, para dar un pie seguido del otro?’. El canario nos enseña eso”, concluyó la nieta de Roberto Gómez Bolaños.
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cva