
martes 29 de julio de 2025
Mientras que Vidas pasadas (Past Lives, 2023) exploró el destino y las conexiones predestinadas con un tono melancólico, Amores materialistas (Materialists, 2025) marca un cambio notable en el estilo de Song. La directora toma las bases de una comedia romántica comercial de los 2000, con sus personajes carismáticos y diálogos ingeniosos, pero les infunde una sobriedad y profundidad que elevan la trama. A través de un ritmo vertiginoso y abundancia de diálogos, la película construye una mordaz crítica a la superficialidad en las relaciones, enfocándose en cómo el materialismo impide a las personas tener una conexión genuina.
La trama nos sumerge en la vida de Lucy (Dakota Johnson), una joven, ambiciosa y, sobre todo, materialista casamentera neoyorquina. Ella se encuentra atrapada entre el candidato «perfecto» –un millonario– y su ex, un aspirante a actor tan irresistible como problemático.
El personaje de Lucy encarna la materialidad y la superficialidad. Su trabajo como casamentera, donde empareja a personas basándose en listas de requisitos físicos y materiales, la mantiene anclada en su burbuja. Su dificultad para encontrar al «candidato perfecto» que cumpla sus propios estándares es el eje de su conflicto. Frases como «No sé si me gustas o si me gustan los lugares a los que me llevas» no solo subrayan su actitud, sino que también establecen el tono crítico de la película, que a través de diálogos explícitos, muestra el interés de Lucy por la riqueza.
Sin embargo, la película da un giro inesperado cuando una serie de eventos transforman la cínica mentalidad de Lucy. Lo que comienza como una comedia romántica se convierte en una especie de coming of age, donde vemos la evolución de Lucy, quien poco a poco abandona su superficialidad para conectar con una comprensión más auténtica del amor y los vínculos verdaderos.
El pseudo triángulo amoroso de la historia plantea una pregunta universal: ¿es mejor elegir a la persona amada o a la que te da estabilidad? Lucy, atrapada en su concepción del «amor verdadero», lucha con sus dificultades para amar y sentirse valiosa, usando el materialismo como escudo. Los dos intereses amorosos, aunque no tan desarrollados como Lucy, aportan matices y frescura a la trama. No son tan materialistas como ella y, de hecho, añaden un toque de realismo y autenticidad en los momentos en que la película se excede en su representación de la superficialidad.
Celine Song logra una explicación astuta y clara del amor verdadero dentro de una sociedad consumista y cínica, donde las apariencias y el cumplimiento de requisitos superficiales parecen ser lo único importante. Amores materialistas es una propuesta audaz que no teme exponer las problemáticas actuales al momento de establecer conexiones amorosas.