
Enamorarse de un extranjero sin la menor intención de involucrarse es problema grave. Casarse con él y que resulte ser un miserable es una desgracia. Tener un hijo con él, vivir su abandono y ser repudiada por la propia familia y la sociedad, resulta en una tragedia que en Madame Butterfly culmina con un suicidio brutal.
La historia bajo las notas de Puccini, la voz de María Callas y la dirección de Von Karajan es un epítome de lo sublime. Pero no todo mundo tiene ni los recursos ni las ganas de presenciar una ópera de tres horas. Se trata de un arte que, como el ballet, está sujeto a los alcances, la sensibilidad y la formación artística que cada individuo posea.
En su versión dancística, en la Capilla Gótica del Instituto Cultural Helénico, Rodrigo González logra condensar la triste historia y alcanza un éxito más para la Infinita Compañía, que presiden él y Raúl Tamez. Sostenerse en Puccini es garantía; pero, con gran habilidad, el creador apostó a las interpretaciones de cuatro talentosos bailarines que le hacen la obra a cualquiera.
Paulina del Carmen es, desde siempre, una extraordinaria bailarina y actriz; sólo le falta cantar para ser lo que se denomina “triple amenaza”. Es decir, una estrella. Con una línea de piernas prolongada, pies apuntados, brazos siempre en el lugar preciso y manos que enfatizan el drama, hace de su papel de japonesa burlada un despliegue de gran belleza y credibilidad.
Junto con ella, Ana Paula Ricalde, como Susuki, es también estupenda y evidencia un potencial que pocas veces ha sido tan bien utilizado. El carácter de su personaje, la fuerza de sus extensiones, su relación con la protagonista y el estar tan cercana al público, la hacen un haz de luz.
En la misma tesitura, José Ortíz, como el Cónsul, y Alan Huerta, como el desalmado Capitán Pinkerton, son excepcionales. Su presencia en el foro es contundente y refleja la idea de la ópera en sus vaivenes dramáticos. Los kimonos de Ken Kajitani redondean la anécdota.
Sostenido en el virtuosismo técnico, el montaje de González es un acierto para sensibilizar al público a la danza y lograr con ello que después acceda a otras formas de habitar el foro.
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cva