
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, aseguró que reconocer el legado de Tenochtitlan significa «reconocernos en ese pasado» y con ello erradicar el racismo, para construir una sociedad justa, incluyente y digna para todas y para todos.
Al encabezar la celebración de los 700 años de la fundación de México-Tenochtitlán, la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, destacó que los pueblos originarios son ahora uno de los pilares fundamentales y como muestra de ello, actualmente sus derechos quedaron reconocidos en la Constitución, que les da acceso a un presupuesto directo para ejercer en las obras que ellos decidan conforme a sus usos y costumbres.
“Recuperar el legado de Tenochtitlan no significa vivir en el pasado, significa reconocernos en él, significa entender que lo que somos hoy, nuestra forma de hablar, de comer, de mirar al mundo está profundamente marcado por esa historia y que solo podemos avanzar como nación si caminamos con esa memoria, con ese orgullo, con esa fuerza. Por ello, debemos entender que erradicar el racismo no es una opción, es una necesidad y una obligación para construir una sociedad justa, incluyente y digna para todas y para todos”, aseguró.
Ante su gabinete legal y ampliado, la Mandataria federal hizo un recorrido por la historia, y señaló que los españoles que llegaron en 1519 a Tenochtitlan encontraron una civilización única, que, en lugar de entenderla y apreciarla, la sometieron y tras su caída en 1521, iniciaron un largo proceso de colonización que buscó borrar todo rastro indígena y avergonzar al pueblo de su pasado a través de la discriminación.
Sheinbaum Pardo enfatizó que la Cuarta Transformación comenzó a «curar esa herida profunda» ya que reconoce que no puede haber justicia verdadera si no se empieza a saldar la deuda histórica con los pueblos indígenas.
En su intervención, la arqueóloga del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Lorena Vázquez Vallin, destacó los avances de la civilización mexica en arquitectura, educación, comercio, agricultura, medicina, astronomía, ingeniería, política y religión, que hacen que México-Tenochtitlan subsiste en la actualidad.
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