
CULIACÁN, SIN.- El asesinato del diputado electo y exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) Héctor Melesio Cuén Ojeda sigue siendo un misterio, luego de que la Fiscalía General de la República (FGR) echó por tierra la versión de la fiscalía estatal, plagada de inconsistencias; pero hasta este viernes tampoco hay avances en la investigación del crimen ni mucho menos detenidos.
A un año de la muerte del fundador del Partido Sinaloense, el crimen está envuelto en una maraña de hipótesis judiciales, el móvil no ha quedado claro y lo que se sabe es por la presunta carta de Ismael “El Mayo” Zambada, divulgada por su abogado Frank Pérez.
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El pasado jueves, la fiscal de Sinaloa, Claudia Zulema Sánchez Kondo, se deslindó de la investigación. “Es un asunto que está en competencia de la Fiscalía General de la República [FGR] totalmente. La investigación la está atendiendo la FGR, yo no tengo información al respecto”, respondió en conferencia de prensa.
Mientras, la familia del diputado federal, electo por la coalición Fuerza y Corazón por México, prefiere guardar silencio. No emitió una sola opinión por su muerte y se refugia en el luto.
La viuda de Cuén Ojeda, Angélica Díaz Quiñonez, quien es por segunda ocasión diputada local por el partido que fundó su esposo, no habla sobre el homicidio y evade ser entrevistada.
El gobernador Rubén Rocha Moya fue mencionado que también acudiría al encuentro con el Mayo Zambada y Héctor Melesio Cuén.
En la máxima casa de estudios donde fue rector de 2005 a 2009, los investigadores y académicos asumen una actitud similar a la de la familia, no hablar sobre el tema. El Universal buscó contactar a varios académicos, pero eludieron dar un punto de vista, pues consideran que este caso tiene muchas aristas y contradicciones, sobre todo porque está ligado a la captura de “El Mayo” Zambada y Joaquín Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
“El asunto mete inquietud en la seguridad personal”, aseguran, sin querer ser mencionados.
UNA CARTA CAMBIÓ TODO
La noche del 25 de julio de 2024 se informó que Héctor Melesio Cuén Ojeda había ingresado herido de bala a una clínica particular de la colonia Chapultepec, donde perdió la vida.Días después, la entonces fiscal estatal, Sara Bruna Quiñonez, aseguró que en un expendio de gasolina de la comunidad de la Presita, al norte de Culiacán, se presentó un forcejeo con un hombre armado que intento despojar a Cuén Ojeda de la camioneta en que viajaba en compañía del joven Fausto Corrales Rodríguez.
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La funcionaria detalló que ese día el político sinaloense había viajado a una finca rural para entrevistarse con sus abogados sobre asuntos pendientes, pero estos no se presentaron y al regresar a Culiacán pasaron a cargar combustible, donde dos jóvenes en motocicleta intentaron despojarlo de su camioneta.
“En el forcejeo con el presunto delincuente que lo amagó con un arma de fuego, este le disparó en cuatro ocasiones en ambas piernas, luego salió huyendo, mientras el joven que conducía la unidad (la camioneta) enfiló a toda velocidad a Culiacán, a una clínica privada de la colonia Chapultepec”, detalló la fiscal.
El inmueble donde fue secuestrado Zambada, fue asegurado por autoridades, encontrando rastros de sangre de Cuén.
Sin embargo, el 10 de agosto Frank Pérez, abogado de “El Mayo” Zambada, divulgó una carta presuntamente escrita por el líder del Cártel de Sinaloa en la que echó por tierra la versión de un intento de asalto.
“El Mayo” Zambada afirmó que Cuén Ojeda fue asesinado en el mismo sitio donde él fue secuestrado y trasladado a Estados Unidos; dijo que lo saludó de lejos, pues lo habían citado para reunirse con él y el gobernador Rubén Rocha Moya para limar asperezas entre ambos.
“Joaquín Guzmán López me pidió que asistiera a una reunión para ayudar a resolver las diferencias entre los líderes políticos de nuestro estado. Conocía una disputa entre Rubén Rocha Moya, gobernador de Sinaloa, y Héctor Melesio Cuén Ojeda, excongresista federal y exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), sobre quién debería dirigir esa institución”, según el escrito de “El Mayo”.
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“Mientras caminaba hacia el área de reunión, vi a Héctor Cuén y a uno de sus ayudantes. Los saludé brevemente antes de entrar a una habitación que tenía una mesa llena de frutas. Vi a Joaquín Guzmán López, a quien conozco desde pequeño, y me hizo un gesto para que lo siguiera. Tengo conocimiento que la versión oficial que dan las autoridades del estado de Sinaloa es que Héctor Cuén fue baleado la noche del 25 de julio en una gasolinería por dos hombres en motocicleta que querían robar su camioneta. Eso no es lo que pasó. A él lo mataron al mismo tiempo y en el mismo lugar donde a mí me secuestraron”, señala.
Este episodio marcó un parteaguas en la seguridad de Sinaloa, a partir de allí se desató una guerra entre dos facciones del Cártel Sinaloa.
Continúa, “Héctor Cuén era un viejo amigo mío y lamento profundamente su muerte, así como la desaparición de José Rosario Heras López y Rodolfo Chaidez, a quienes nadie ha vuelto a ver ni saber de ellos desde entonces. Creo que es importante que la verdad salga a la luz. Esto es lo que ocurrió, y no las falsas historias que circulan”, aseguró.
Tras darse a conocer la carta, las autoridades hicieron público un video presuntamente captado en el expendio de gasolina, cuando se registró la agresión, pero con varias inconsistencias.
En un análisis de las imágenes en la gasolinería, sólo se escucha una de las detonaciones a pesar de que se dijo que fueron cuatro, además de que el comportamiento de los expendedores de combustible no corresponde a la actitud de personas que pueden verse en peligro.
Ante las dudas y cuestionamientos sobre la hipótesis oficial, el gobernador Rubén Rocha Moya anunció que había solicitado al entonces presidente Andrés Manuel López Obrador que la FGR atrajera las investigaciones del homicidio, y el 16 de agosto Sara Bruna Quiñonez Estrada renunció a la Fiscalía estatal. Al tomar el caso, la FGR documentó una serie de inconsistencias que ponían en duda la versión oficial.