
Rusia había presionado por semanas para que existiera una nueva ronda de negociaciones con el formato que más le gusta: dialogar en Estambul con los ucranianos teniendo a las autoridades turcas sirviendo de apoyo diplomático e intermediario. El último encuentro en territorio turco y siendo la segunda ronda, se llevó a cabo el 2 de junio. Una fecha que tuvo una diferencia de un poco más de dos semanas después de la primera.
En el segundo encuentro, lo más importante fue el intercambio de prisioneros y soldados fallecidos de ambos países; también, borradores y propuestas de memorandos de lo que cada país piensa que puede ser una buena idea para sellar la paz.
Fuera de eso, el aspecto general de los resultados no dejó un buen sabor de boca en ambas delegaciones. Además, si le añadimos los ataques ucranianos en territorio ruso horas previas al encuentro diplomático, era más que obvio el ánimo de enojo en el lado ruso. Tanto así, que Rusia amenazó que, si Ucrania no aceptaba la paz al modo ruso, en la próxima ronda serían más de seis las regiones ucranianas que tendrían que ser negociadas.
Después de dicho encuentro, Rusia se ha vengado de manera prolongada cada que ha podido en territorio invadido. Ataques con drones y misiles baten récords históricos. Las ofensivas rusas avanzan en el Este y las ciudades atacadas no se pueden defender de manera completa.
Rusia ha dejado en claro que prefiere llegar a un acuerdo diplomático, pero que no desiste de concluir la guerra mediante los objetivos militares que se ha propuesto desde antes de que iniciara el conflicto.
Las presiones han surgido más para Ucrania que para Rusia, porque, aunque exista una supuesta amenaza de 50 días para llegar a la paz en el lado ruso, Ucrania está siendo completamente limitada en el suministro de armamento que recibe.
Rusia tiene la capacidad de seguir con su ofensiva o sus ataques, aunque pasen los 50 días de amenaza, especialmente por la capacidad de producción armamentista con la que cuenta en estos momentos, por la presión que ejerce el Kremlin a su banco central para hacer que la economía rusa no colapse y por la venta de hidrocarburos a sus países socios.
Ucrania, como usted puede apreciar, se ha visto forzada a aceptar una tercera ronda de negociaciones aun cuando Rusia no pretende realmente llegar a una paz.
El mismo presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, durante la semana pasada, señaló la importancia de un tercer diálogo diplomático con los rusos en Turquía.
El Kremlin recibió la señal y asintió. Los preparativos se dieron y se habían fechado entre el 24 y 25 julio, pero al final, la fecha oficial fue para el 23.
Ambas delegaciones llegaron el mismo miércoles 23 a Estambul y se reunieron en el Palacio de Ciragan.
El encuentro fue bastante corto: no más de 48 minutos. Ambas delegaciones fueron las mismas que se reunieron durante la segunda ronda. El formato fue en ruso.
El enfoque fue continuar con el intercambio de soldados prisioneros, civiles y cuerpos; como también, crear tres grupos que puedan trabajar de manera remota para economizar tiempo. Al igual, el objetivo fue intercambiar memorandos y buscar una reunión Putin-Zelenski para finales de agosto. Reunión que está muy lejos de que suceda, sinceramente.
Rusia espera a que se dé una cuarta ronda en agosto, pero todo depende del lado ucraniano.
Ante esto, pensar en una paz o en un cese al fuego es distante, pero creo que agosto puede traer cosas positivas para esta guerra tan manipulativa.