
Saltillo cumple 448 años como una de las ciudades más estables, competitivas y con mejor calidad de vida del país. No es un logro menor en un contexto nacional donde muchas urbes enfrentan problemas estructurales de violencia, informalidad y rezago económico.
La capital coahuilense, en cambio, ha logrado posicionarse como una de las cinco ciudades más seguras de México, una distinción que no sólo se traduce en cifras, sino en una percepción generalizada de tranquilidad entre sus habitantes.
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A esta fortaleza se suma su competitividad. Saltillo destaca por su formalidad laboral, su capacidad industrial y su entorno favorable para los negocios. Esto la convierte en un polo atractivo para inversiones nacionales y extranjeras, especialmente en el contexto del nearshoring, que abre una ventana estratégica para reposicionar la ciudad como centro logístico e industrial de alcance global.
Sin embargo, el aniversario no sólo es ocasión para el orgullo, sino también para la reflexión.
Los retos que Saltillo enfrenta son complejos y requieren visión a largo plazo. Uno de los más urgentes, como se ha apuntado en este espacio, es la necesidad de replantear su modelo de desarrollo urbano.
Las inundaciones que afectaron la zona norte de la ciudad durante julio dejaron al descubierto las deficiencias en infraestructura hidráulica y planeación territorial. Las nuevas condiciones climáticas, sumadas al crecimiento desordenado, exigen una transformación profunda en cómo se construye y expande la ciudad.
En materia económica, el auge del nearshoring se encuentra hoy amenazado por las nuevas medidas proteccionistas impulsadas por Donald Trump.
Saltillo deberá afrontar el reto de la incertidumbre que hoy se vive y que se prolongará en medio de las revisiones al T-MEC y las amenazas de aranceles a sectores clave, como la industria automotriz.
Otro aspecto a reforzar es la conectividad aérea. Aunque la ciudad cuenta con infraestructura básica, aún enfrenta limitaciones en la frecuencia y diversidad de vuelos. Consolidar rutas nacionales e internacionales, con las anunciadas para el último trimestre de este año, no sólo impulsará el turismo y los negocios, sino que también conectará a Saltillo con las principales tendencias del mundo global.
Finalmente, es imposible ignorar la dimensión humana del desarrollo. La ola de suicidios ha encendido alarmas sobre el estado de la salud mental en la región. Se necesita apuntalar una estrategia integral que articule atención profesional, prevención comunitaria y campañas de concientización para cuidar un bienestar muchas veces relegado.
Saltillo llega a sus 448 años con muchas razones para celebrar, pero también con la responsabilidad de construir, desde hoy, una ciudad más resiliente, humana y preparada para los tiempos que vienen.