
La transformación del mercado inmobiliario mexicano ha comenzado a mostrar señales de una transición profunda: del tradicional modelo de propiedad hacia uno basado en la renta.
En medio de este cambio estructural, México se perfila como un terreno fértil para el desarrollo de nuevos productos residenciales dirigidos a un público más dinámico, móvil y económicamente diverso.
Así lo advierte Gustavo Felipe Tomé Velázquez, empresario y especialista en desarrollo inmobiliario.
La cultura de la propiedad sigue siendo fuerte en México, pero las condiciones actuales están acelerando un cambio en el comportamiento de los consumidores, particularmente en los segmentos jóvenes de la población”, explica Tomé.
Entre las principales causas identifica tres factores clave: el aumento del valor de la vivienda, las dificultades para acceder a créditos hipotecarios y una redefinición generacional de lo que significa estabilidad.
Con una urbanización acelerada —más del 80% de la población mexicana vive en zonas urbanas, según datos del INEGI— las grandes ciudades del país, como Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara, están viendo un aumento sostenido en la demanda de espacios habitacionales flexibles y bien conectados.
La tendencia es clara: los jóvenes profesionales priorizan movilidad, experiencias y calidad de vida sobre la propiedad. Esto redefine el tipo de vivienda que hay que construir”, asegura Tomé.
Por ello, propone que el desarrollo de productos específicos para renta se integre desde el diseño arquitectónico hasta el modelo operativo, con servicios integrados, contratos flexibles y atención a largo plazo.
Además, destaca que esta transformación se alinea con los nuevos modelos de inversión inmobiliaria.
El desarrollo de vivienda para renta no solo es un negocio rentable, también ofrece ingresos estables y menor exposición a la volatilidad del mercado de ventas”, comenta.
De acuerdo con la más reciente edición de la Encuesta Nacional de Vivienda (ENVI), el 51.4% de las personas que optan por alquilar lo hacen debido a la falta de acceso a crédito hipotecario o a recursos suficientes para adquirir una propiedad.
Además, un 22% prefiere la renta por la facilidad que ofrece para cambiar de residencia según sus necesidades, mientras que el 9.7% señala que el monto mensual del alquiler resulta más accesible que el de una hipoteca.
Datos que reflejan cómo el arrendamiento se está consolidando como una opción viable y estratégica ante las condiciones actuales del mercado.
El reto es construir confianza y profesionalizar la oferta. Necesitamos proyectos bien gestionados, con calidad en la administración y servicios que eleven la experiencia del inquilino”, añade Tomé.
Desde su perspectiva, México aún tiene mucho camino por recorrer, pero el potencial es inmenso.
Estamos ante un cambio de paradigma. El mercado de renta ya no es un segmento secundario, es el nuevo motor del crecimiento inmobiliario en México”, concluye.
JCS