
Una conversación con Juanma Salazar no siempre gira en torno a métricas. Ni siquiera comienza por ahí. Tampoco se limita a las plataformas. Habla de energía, de intuición, de cómo una marca puede ser una extensión emocional de quien la construye.
Salazar no se parece a lo que uno espera de un “consultor digital”. No habla con tecnicismos innecesarios, no solo propone fórmulas. Habla con la certeza de quien ha visto lo que ocurre cuando una historia encuentra a la audiencia correcta. Por eso, más que una agencia, We Love Media —la empresa creativa que dirige desde Florida junto a su esposa y socia Lau Malagón— se parece a un laboratorio. Un lugar donde las ideas se prueban, se ensucian, se reescriben. Donde el contenido se entiende como posibilidad y no como producto.
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Su día a día no es glamuroso, y lo reconoce. Implica muchas conversaciones, revisar mensajes que aún no han sido escritos, acompañar a emprendedores que no saben bien qué decir de sí mismos, pero que tienen una causa poderosa detrás. Es ahí donde Salazar entra: ayuda a encontrar la voz. “Una voz, dice, no se crea. Se descubre” afirma Juan Manuel.
Durante años, el ecosistema digital ha premiado la cantidad. Más vistas, más publicaciones, más presencia. Juanma representa un movimiento contrario. Uno donde lo importante es que cada pieza de contenido esté alineada con la esencia de la marca. No se trata de estar en todas partes, sino de estar en el lugar correcto, con el mensaje justo. El enfoque suena romántico. Pero funciona.
Desde Florida, su agencia trabaja con marcas latinas que buscan tener presencia real en un entorno saturado de mensajes. No se limita a Estados Unidos: también diseña campañas con sensibilidad cultural para México, Colombia, Chile, incluso desde países en Centroamérica. Lo hace sin perder contexto. Sin importar el idioma o el acento del brief.
Lo que diferencia su propuesta no es una estética, sino una filosofía: primero se entiende a la persona, luego se construye la marca. Por eso hay clientes que han trabajado con We Love Media por años. Porque el vínculo no es puramente comercial. Es creativo, sí, pero también humano.
“A veces la gente quiere que la ayudemos a vender algo, y lo que realmente necesita es entender por qué empezó a hacerlo”, comenta Salazar.
Ese espacio para la duda, para la revisión de propósito, es lo que él considera un acto creativo en sí mismo. Algo que ha sabido cultivar en su rol como mentor, como asesor, como editor de discursos que todavía no han sido dichos en voz alta.
Hay un nuevo tipo de agencia en construcción. No busca ganar todos los premios ni figurar en los rankings. Se enfoca en construir relaciones que duren más que una campaña. Una agencia que habla con marcas, pero sobre todo, con las personas que están detrás de ellas.
Juanma Salazar, con su tono calmo y su radar sensible, es parte de esa nueva ola. La de los creativos que no compiten por atención, sino que la honran.