
Cada año, el Festival de Venecia levanta su telón con una promesa implícita: ofrecer no solo un escaparate de las mejores películas del momento, sino también una radiografía del estado del cine como expresión cultural y herramienta de interpretación del mundo. En su 82.ª edición, que arranca el 27 de agosto, la Mostra no decepciona. Bajo los focos y los flashes de la alfombra roja se librará una auténtica batalla simbólica entre grandes nombres consagrados y propuestas vanguardistas que buscan oxígeno en un panorama audiovisual cada vez más dominado por algoritmos y plataformas.
La competición oficial por el León de Oro reunirá a cineastas que han redefinido el lenguaje cinematográfico en las últimas décadas. Guillermo del Toro, que presenta su muy esperada versión de Frankenstein, competirá con otros pesos pesados como Yorgos Lanthimos (Bugonia), Kathryn Bigelow (A House of Dynamite), Jim Jarmusch (Father Mother Sister Brother), Noah Baumbach (Jay Kelly) y Olivier Assayas (The Wizard of the Kremlin). Se trata de una nómina que no solo garantiza nivel cinematográfico, sino también diversidad estética y política: desde el terror gótico con tintes humanistas de Del Toro, hasta las distopías existenciales de Lanthimos o el cine político de Assayas.
A la altura de esta apuesta internacional se sitúa la presencia del director italiano Paolo Sorrentino, que inaugurará el certamen con La Grazia, un filme que promete mezclar la carga poética y la decadencia moral tan características de su cine. Lo hará acompañado, cómo no, de su actor fetiche Toni Servillo. La elección como película de apertura no es inocente: Sorrentino representa la sofisticación europea, una idea de cine como arte total, que la Mostra quiere seguir protegiendo.
Sin embargo, no todo el protagonismo será para los veteranos. España se asoma a Venecia a través de un joven talento, Jaume Claret Muxart, cuya ópera prima Estrany riu competirá en la sección Horizontes. Rodada en 16 milímetros y centrada en el proceso de emancipación de un adolescente durante unas vacaciones familiares en bicicleta por el Danubio, la película apela a una sensibilidad minimalista y personal. Esta sección, concebida para acoger nuevas voces del cine contemporáneo, puede servir de trampolín para un autor que apuesta por el lenguaje visual, la introspección y una poética del descubrimiento.

A esta presencia española se suma la participación de Carmen Maura y Marta Etura en Calle Málaga, de la cineasta marroquí Maryam Touzani, que se exhibirá en la sección Venecia Spotlight. El regreso de Maura a la Mostra tiene un componente nostálgico y simbólico: fue en este festival donde se consolidó como icono del cine español tras su premiada participación en Mujeres al borde de un ataque de nervios de Pedro Almodóvar. Hoy, vuelve en un rol de resistencia femenina, encarnando a una mujer que se enfrenta a la decisión de su hija de vender la casa familiar. Un papel cargado de resonancias íntimas y políticas, en sintonía con el tono reflexivo que predomina en esta edición.
Y como no podía faltar el componente mediático que todo gran festival necesita, el desfile de estrellas incluirá la presencia por primera vez de Julia Roberts, que presentará After the Hunt, dirigida por Luca Guadagnino, fuera de competición. En esa misma categoría se exhibirá también In the Hand of Dante, una película que combina literatura, misterio y una superproducción repleta de estrellas: Oscar Isaac, Gal Gadot, Gerard Butler, John Malkovich, Franco Nero y hasta Martin Scorsese y Al Pacino. El cine, en su versión más espectacular, también tendrá su espacio.

Incluso el universo del reguetón tendrá cabida: Bad Bunny debutará en la Mostra como actor en Barrio Triste, dirigida por Stillz, en una de esas mezclas de industria musical y cinematográfica que definen los tiempos híbridos que vivimos.
El Festival de Venecia 2025 no es solo un concurso de películas. Es un espejo del cine global, de sus tensiones internas y de sus intentos por no perder vigencia en un mundo fragmentado. Frente al poder de las plataformas, la automatización del gusto y el colapso de las salas, la Mostra sigue defendiendo el cine como acto cultural. Y en esa batalla, tanto un joven director catalán como una estrella hollywoodiense tienen cabida. Porque, al final, lo que está en juego no es solo un premio, sino la supervivencia del cine como lenguaje humanista. @mundiario