
jueves 19 de junio de 2025
El acto de bailar puede ser una forma de resistencia. En Wainrot, tras bambalinas (2024), Teresa Costantini traza un mapa emocional y creativo del coreógrafo argentino Mauricio Wainrot, figura clave de la danza contemporánea con proyección internacional. El documental construye un relato íntimo en el que el cuerpo se vuelve archivo y la danza, vehículo para preservar la memoria —personal y colectiva— frente a las heridas de la historia.
Lejos de una narrativa lineal, la película alterna registros y temporalidades: fragmentos de archivo del Teatro San Martín y escenarios internacionales se entrelazan con entrevistas actuales que funcionan como espacios de reflexión. La biografía de Wainrot emerge en capas, marcada por su origen: hijo de inmigrantes judíos polacos, cuya familia fue diezmada por el Holocausto, y criado en un conventillo porteño, su historia personal dialoga con las tensiones del siglo XX. Desde esa raíz surge una poética que supera las fronteras geográficas y estéticas.
Su vínculo con el Ballet Contemporáneo del San Martín constituye uno de los núcleos del documental. Primero como bailarín bajo la dirección de Oscar Aráiz y Ana María Stekelman, y luego como director artístico desde 1982, Wainrot convirtió a la compañía en un espacio de renovación estética en plena transición democrática. La danza, en ese contexto, dejó de ser adorno para transformarse en un discurso político y sensible.
A partir de los años 80, su carrera se expande a nivel internacional. En un escenario atravesado por crisis económicas y exilios artísticos, Wainrot lleva su obra a compañías de Europa, Estados Unidos, Israel y América Latina. Su estilo, anclado en el neoclásico pero permeado por una profunda dimensión humanista, encuentra resonancia global. El documental da cuenta de esta proyección sin celebrar triunfos, sino indagando cómo ese trayecto transforma su lenguaje, marcado por la tragedia, el desarraigo y una constante búsqueda de sentido.
Costantini no impone una mirada. Su cámara observa con sobriedad, permitiendo que Wainrot sea quien cuente su historia. A su voz se suman testimonios significativos como los de Julio Bocca, Paloma Herrera, José Miguel Onaindia, entre otros, que aportan contexto y complejidad al retrato. Más que elogios, sus intervenciones permiten comprender el impacto generacional y cultural de su obra, así como la ética que sostiene su práctica artística.
Wainrot, tras bambalinas es más que una biografía. Es una exploración del modo en que el arte puede funcionar como forma de testimonio, como memoria en movimiento y como expresión de lo íntimo. Una película que entiende que detrás de cada coreografía hay una historia encarnada, y que en cada movimiento se inscribe una vida atravesada por la historia.