
lunes 16 de junio de 2025
Tiempo de guerra (Warfare, 2025) representa el horror de la guerra en tiempo real, un tour de forcé visceral sobre el infierno en la tierra que puede desatar una contienda bélica. Sin dudas, uno de los mejores films antibélicos de los últimos tiempos.
El film nos sumerge en una operación fallida en medio de la Guerra de Irak, narrada a través de los recuerdos de Ray Mendoza, uno de sus protagonistas. El director de Ex Machina (2014) recrea este suceso en un thriller visceral y en tiempo real. Quedamos atrapados junto a un cuerpo de marines en una claustrofóbica vivienda en un barrio iraquí, mientras esperan el rescate de dos compañeros gravemente heridos. En esos demoledores instantes, sus vidas de éxtasis juvenil, vistas en el prólogo (cuando visualizan chicas bailando por TV), son desintegradas física y mentalmente por un ataque desgarrador.
Con Guerra Civil (Civil War, 2024), Alex Garland planteó una distopía: una batalla cruel e irracional en suelo americano, como una lectura crítica tras la toma del Capitolio por parte de manifestantes a favor de Donald Trump en 2021. La película, protagonizada por una fotógrafa testigo interpretada por Kirsten Dunst, funciona muy bien, salvo en las escenas de guerra propiamente dichas. La secuencia final de Guerra Civil, que transcurría en el campo de batalla, no lograba mantener el ritmo de tensión desarrollado hasta ese momento.
Tiempo de guerra parece llegar para enmendar esta cuestión. La película transcurre de principio a fin en un intercambio de fuego cruzado filmado con maestría. No se trata de una posible contienda bélica en el futuro inmediato, sino de los recuerdos de un hecho real ocurrido en la Guerra de Irak en 2006. El relato nos instala en el corazón del conflicto, con sangre, sudor y lágrimas.
El relato antibelicista jamás pierde ritmo en sus noventa minutos, el tiempo que duró el suceso real. Se genera una tensión arrolladora gracias a lo que se ve y lo que no (la amenaza fuera de la casa donde se refugian los marines), y al sonido distorsionado por la subjetividad de los soldados afectados por las explosiones. El impacto de las detonaciones golpea la psiquis de los soldados, creando un clima asfixiante centrado en el horror de la guerra.
Tiempo de guerra es una suerte de desprendimiento de su film anterior, pero en sentido inverso: aquí no hay alusiones a un futuro apocalíptico; es el Apocalipsis en suelo iraquí. La filmación del horror de una guerra sin la necesidad de intervenciones de la cámara o una mirada distante. Estamos ahí, viviendo la dolorosa experiencia de la guerra en todo su esplendor fatalista.