
miércoles 18 de junio de 2025
La historia de Elio (2025) sigue a Elio Solis, un niño de once años con una imaginación desbordante que se siente fuera de lugar en su entorno por su afición al espacio y a los alienígenas. Tras establecer contacto con seres de otro planeta, Elio es transportado al Communiverse, donde accidentalmente se convierte en el embajador intergaláctico de la Tierra.
La premisa del film se construye sobre la soledad y el sentimiento de no pertenecer, especialmente cuando los intereses personales no coinciden con los de la mayoría. A partir de esta idea, la película propone una historia con valores significativos: la amistad, el duelo, la familia y el descubrimiento personal. Sin embargo, aunque estos temas están presentes, su desarrollo es apresurado y, en algunos momentos, tratado de forma superficial, lo que le resta impacto emocional y profundidad.
Uno de los principales problemas del film es la sobrecarga de información. Desde el momento en que Elio entra al Communiverse, el espectador se enfrenta a una avalancha de conceptos, personajes secundarios y reglas del universo que no terminan siendo relevantes para el desarrollo de la trama. Esta acumulación impide que la historia sea concreta y clara, dificultando la conexión emocional y narrativa con el espectador. Aunque estos elementos secundarios cumplen la función de ambientar y ayudar a Elio en su viaje, la película no se toma el tiempo necesario para darles peso o sentido dentro del relato.
La trama se vuelve vertiginosa a partir del segundo acto, lo que juega en contra de la película. La historia avanza sin detenerse a explicar adecuadamente los elementos que introduce, limitándose a dar información esencial sobre el protagonista sin permitir que se desarrollen adecuadamente ni su arco emocional ni los conflictos planteados. Como resultado, el film presenta una estructura desequilibrada: un primer acto lento y prometedor, un segundo acto caótico que traiciona lo establecido, y un tercer acto que resuelve todo de forma apresurada y sin espacio para una reflexión final.
Al igual que otras producciones recientes de Pixar, Elio centra su núcleo emocional en los vínculos familiares. En esta ocasión, no se trata del clásico vínculo madre-hija, sino de una relación particular entre Elio y su tía Olga, quien se hace cargo de él tras la muerte de sus padres. La forma en que se retrata esta relación, inicialmente conflictiva, es uno de los puntos más interesantes del film. Aporta humanidad, autenticidad y una dinámica diferente a lo habitual. No obstante, este arco tampoco logra desarrollarse plenamente, ya que el guion prioriza situaciones menos relevantes que restan tiempo y profundidad a lo verdaderamente importante.
Elio es una película que, si bien destaca por su animación cuidada y por los valores humanos que intenta transmitir, no logra encontrar una identidad propia ni equilibrio narrativo. Presenta un primer acto con ritmo adecuado y buena introducción de personajes, pero rápidamente se desdibuja en una segunda parte desordenada y una conclusión apresurada. Así, termina siendo más una bella demostración técnica de animación 3D que una película con el corazón, la coherencia y la emoción que caracterizan a las mejores producciones de Pixar.