
Abusos sexuales, golpizas diarias, comida podrida: el gobierno de Nicolás Maduro denunció el lunes “torturas” contra migrantes venezolanos enviados por Estados Unidos a la megacárcel para pandilleros de El Salvador.
Estos 252 venezolanos fueron repatriados el viernes como parte de un canje de prisioneros entre Washington y Caracas, que a cambio liberó a 10 ciudadanos y residentes estadunidenses detenidos en Venezuela.
El fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, anunció una investigación contra el presidente Nayib Bukele y otros funcionarios de su gobierno, a quienes acusó de cometer crímenes de lesa humanidad.
Los migrantes aún no se han reunido con sus familiares. Desde su llegada, se les han realizado exámenes de salud, se les emitió una nueva cédula y son entrevistados por el Ministerio Público. Una reunión con Maduro podría concretarse también este lunes.
Como sus compatriotas, Mervin Yamarte pasó más de cuatro meses en la megacárcel salvadoreña. Su madre, Mercedes, tiene una fiesta preparada para recibirlo en el barrio Los Pescadores de Maracaibo (oeste).
Hay globos, pancartas y comida, pero Mercedes no tiene idea de cuándo llegará su hijo.
En medio del almuerzo, recibió una llamada. “Madre, es Mervin”.
“Tenía cuatro meses y siete días sin escuchar la voz de mi hijo. Escucharlo fue una alegría, es una alegría que no puedo describir”, dijo Mercedes Yamarte a la AFP.
“Salieron de ese infierno”
El fiscal general precisó que 80 funcionarios del Ministerio Público entrevistaron a los migrantes a su regreso al país.
Presentó testimonios de algunos retornados que mostraron moretones en todo el cuerpo y marcas de balas de goma. Uno tenía la boca rota, otro una cicatriz en el hombro.
Andry Hernández Romero, un maquillador y estilista de 32 años que estuvo en el temido Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), declaró en un video difundido por el gobierno que fue abusado sexualmente.
“Estuvimos allá pasando tortura, pasando agresiones físicas, agresiones psicológicas”, señaló. “Fui abusado sexualmente por parte de las mismas autoridades salvadoreñas. Creímos que nunca íbamos a volver a ver a nuestros familiares”.
El fiscal también denunció “aislamiento en celdas inhumanas (…) sin contacto con la luz solar, sin ventilación” y “ataques sistemáticos con perdigones (balas de goma)”.
Afirmó que se les daba comida podrida y agua no potable. Nunca tuvieron acceso a abogados ni contacto con familiares.
La propia Venezuela, sin embargo, enfrenta constantes denuncias por torturas a opositores presos y por impedir el acceso a defensa privada.
El gobierno de Maduro está siendo investigado por crímenes de lesa humanidad en la Corte Penal Internacional (CPI).
“Truco publicitario”
Estados Unidos acusó, sin pruebas, a los venezolanos deportados a El Salvador de pertenecer al Tren de Aragua, banda delictiva de origen venezolano que el presidente Donald Trump declaró “organización terrorista”.
Trump invocó una ley de enemigos extranjeros de 1798 para expulsar a los venezolanos en marzo de forma expedita.
Su liberación fue resultado de un acuerdo entre representantes de Venezuela y Estados Unidos. El pacto se cerró apenas horas antes del canje, según el jefe del Parlamento, Jorge Rodríguez, quien encabezó las negociaciones y afirmó que se realizaron sin participación de Bukele.
El regreso de los venezolanos “pone de manifiesto el cruel truco publicitario” del que “se vieron obligados a formar parte”, señaló Amnistía Internacional (AI) en un comunicado.
“Muchas” de estas personas “habían obtenido ayuda o tenían solicitudes de asilo” y “ahora se enfrentan a la posibilidad de ser detenidas arbitrariamente”, añadió AI.
Ese mismo viernes llegó un avión con deportados desde Estados Unidos, entre ellos siete niños separados de sus padres.
“Mientras estaba llegando el avión con los siete niños, nosotros estábamos en otro hangar coordinando con los gringos que saliera el avión como los espías y terroristas” hacia Estados Unidos, relató Rodríguez el lunes en rueda de prensa, en referencia a los liberados en el canje.
El acuerdo también incluyó la liberación de otros 80 venezolanos presos en Venezuela, considerados “presos políticos” por la oposición. Rodríguez, no obstante, afirmó que esa medida coincidió con un proceso de negociación interno paralelo.