
viernes 27 de junio de 2025
Fuera de Campo es el nuevo nombre con el que se presentará este año el Encuentro de Cine Argentino, la iniciativa que surgió en noviembre de 2024 en Mar del Plata como una reacción de la comunidad audiovisual frente al avance de políticas que amenazan la soberanía cultural y la supervivencia del cine nacional. El anuncio anticipa una nueva edición del encuentro para noviembre de 2025, que incluye la apertura de una convocatoria nacional.
Nacido como una acción política autoconvocada en paralelo al Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, el espacio reunió a realizadores, espectadores, técnicos, críticos y estudiantes en torno a una premisa común: defender el cine argentino como bien cultural, histórico y presente, frente al desmantelamiento del INCAA y la designación de autoridades afines a una visión empresarial del sector.
La edición inaugural sirvió como escenario para proyectar decenas de películas del presente y del pasado, en funciones acompañadas por debates, presentaciones especiales y encuentros informales. Allí se ratificó una verdad muchas veces invisibilizada: existe una comunidad que sigue apostando por el cine argentino, que desea verlo, pensarlo y celebrarlo.
Fuera de Campo busca consolidar esa experiencia colectiva con una identidad que refleje su espíritu: dar lugar a las imágenes que quedan desplazadas de los circuitos oficiales, visibilizar lo que no entra en el encuadre del modelo hegemónico de exhibición y distribución, y ampliar las formas posibles de programar, discutir y vivir el cine argentino.
En un contexto de creciente hostilidad hacia las políticas públicas culturales, el encuentro se propone como una práctica de resistencia, pero también como un gesto amoroso hacia un cine que no deja de producir imágenes, incluso en la precariedad.
Con sede nuevamente en la ciudad de Mar del Plata, Fuera de Campo abrió su convocatoria nacional para películas argentinas, poniendo énfasis en aquellas que no encuentran lugar en las plataformas, festivales o circuitos tradicionales. Se trata de una invitación a pensar el cine más allá de la industria, los algoritmos y los moldes de validación externa.
Porque si algo quedó claro en la primera edición, es que el cine argentino no se agota, no se pliega a una única forma de hacer o mirar. Hay un territorio vasto, múltiple y en disputa, y todavía muchas películas por descubrir, discutir y compartir.