
lunes 30 de junio de 2025
Durante un verano sofocante en la ciudad de Posadas, un adolescente queda solo mientras su madre y su tía viajan a Itatí a pedirle un favor a la Virgen: que él abandone sus “deseos pecaminosos”. A partir de esta premisa íntima, marcada por el ritual, la fe y el deseo, se desarrolla El cuerpo sabe lo que está pasando, el primer cortometraje profesional del joven realizador misionero Natal Cano Rojas.
El corto se filmó en mayo de 2025 durante cuatro días en una casa del barrio Villa Sarita, uno de los más emblemáticos de la capital misionera. La obra propone una narrativa sensorial que interpela el cruce entre religión y deseo en la adolescencia, desde una mirada profundamente personal. “No se ancla en un realismo puro, sino que encuentra licencias poéticas en la extrañeza del relato regional, con sus leyes difusas, sus creencias populares y su percepción adolescente”, explicó el director, quien se inspiró en sus vivencias de infancia en Puerto Esperanza para construir la historia.
El cortometraje fue gestado desde el ámbito de formación pública. Comenzó a desarrollarse durante los estudios de Natal en la ENERC NEA, y luego pasó por el Laboratorio de Escritura de Guion del IAAviM en 2021, con tutoría de Sergio Acosta. En 2023 obtuvo el Premio al Mejor Guion de Ficción en el Festival Oberá en Cortos y fue seleccionado para recibir apoyo en la línea de “Cortometraje de 1ra y 2da Obra” del Plan Integral de Fomento 2024 del IAAviM.
En El cuerpo sabe lo que está pasando, el deseo y lo religioso no se presentan como opuestos, sino como fuerzas en tensión dentro de una misma estructura dramática. “La religión también dialoga con el cuerpo, con la certeza y la fe, pero también con lo mágico”, reflexionó el director.
El actor Joaquín Scholler, quien interpreta a Mariano, protagonista del relato, destacó el proceso creativo como un trabajo sensible y colaborativo. “Estuvimos meses conversando, analizando el guion, armando la mirada sobre el personaje. Fue una experiencia muy enriquecedora”, comentó.
La producción también se distingue por un enfoque inclusivo. El equipo técnico estuvo liderado mayoritariamente por mujeres y personas de la comunidad LGBTIQ+, como parte de una decisión política y estética del realizador. La dirección de fotografía fue responsabilidad de Camila Acosta, experimentada camarógrafa obereña, quien formó un equipo surgido del taller de Dirección de Fotografía impulsado por la colectiva Mutar. “Pudimos poner en práctica lo aprendido y trabajar intensamente en la propuesta lumínica de cada escena para transmitir la sensibilidad del relato”, detalló.
En un contexto nacional de ajuste y desfinanciamiento del sector audiovisual, El cuerpo sabe lo que está pasando se vuelve también un gesto político. “En este momento tan difícil para la cultura LGBTIQ+ y para el cine argentino en general, fue un alivio ver que esta historia no fue desestimada. Que fue apoyada y premiada a nivel provincial, aún con los obstáculos que atraviesa hoy el cine nacional”, concluyó Natal.