
miércoles 09 de julio de 2025
La imagen real (2024), dirigida por Pablo Montllau, propone una revisión crítica de la Guerra de Malvinas a través de dos imágenes emblemáticas: la fotografía de Lou Armour rindiéndose, junto a otros Royal Marines, ante comandos argentinos el 2 de abril y la de Peter Robinson marchando con la bandera británica el 14 de junio. Estas dos capturas, tomadas por el argentino Rafael Wollmann y Peter Holdgate, respectivamente, no solo documentan eventos puntuales, sino que construyen sentidos contrapuestos sobre un mismo acontecimiento.
La película no intenta un repaso cronológico del conflicto, sino que se detiene en cómo el fotoperiodismo de guerra y la circulación mediática de las imágenes moldearon las memorias nacionales a ambos lados del Atlántico.
Montllau articula entrevistas con los fotógrafos y con los retratados —convertidos, voluntaria o involuntariamente, en íconos de una guerra—, pero también convoca a especialistas como Cora Gamarnik y Sarah Maltby, quienes contextualizan el uso político y simbólico de las imágenes en los medios gráficos. La cámara funciona aquí como testigo y, a la vez, como instrumento de poder.
El recorrido comienza con la historia de Wollmann, fotógrafo argentino que retrató la rendición de los Royal Marines, logrando evadir la censura impuesta por la dictadura. Luego avanza hacia la figura del británico Holdgate, autor de la foto de “The Yomper”, utilizada por el gobierno británico para instalar un relato triunfalista.
La fuerza del documental reside en evidenciar cómo esas imágenes, reproducidas en portadas de diarios y revistas, operaron como dispositivos de memoria colectiva, configurando imaginarios nacionales que perduran hasta hoy. El retrato de Lou Armour, por ejemplo, se convirtió en una carga personal, símbolo de humillación, mientras que Peter Robinson, inicialmente anónimo, fue elevado a figura heroica conmemorada con una estatua.
El film establece una línea crítica sobre la forma en que la fotografía de guerra puede cristalizar una versión oficial del conflicto, desatendiendo las contradicciones, las ambivalencias y los relatos silenciados. A 43 años del conflicto, La imagen real invita a revisar no solo lo que muestran las fotos, sino por qué esas fotos fueron mostradas y cuáles fueron ocultadas.
Montllau no busca definir qué imagen fue más verdadera, sino interpelar a los espectadores sobre los mecanismos de legitimación simbólica que atraviesan toda representación bélica. La historia, parece decirnos el film, no está solo en los hechos sino en cómo se los recuerda, se los archiva y se los comunica.