
jueves 17 de julio de 2025
Tres amigas (Trois amies, 2024) es una comedia agridulce que explora el amor desde la resignación, la ilusión y la ironía. Mouret aborda las historias entrecruzadas de tres mujeres que enfrentan distintos grados de desencanto en sus vidas amorosas.
Joan (India Hair) ya no ama a su marido, pero no se atreve a confesarlo. Alice (Camille Cottin), en idéntica situación, prefiere quedarse por comodidad antes que arriesgarse a la inestabilidad del «amor verdadero». Por su parte, Rebecca (Sara Forestier), vive atrapada en la espera de un amante casado, aferrándose a la esperanza de que algún día dejará a su esposa. Lo que no saben es que sus historias están más relacionadas de lo que pensaban.
El film transita esas situaciones con una sensibilidad que alterna lo patético, lo torpe y lo profundamente humano, sin renunciar al humor. Ese humor surge menos del chiste directo que del contraste: entre lo que los personajes anhelan y lo que efectivamente viven, entre sus racionalizaciones y sus actos, entre sus ideales románticos y la cruda realidad.
La referencia a Woody Allen es inevitable. Hay algo del tono neurótico y verbal del autor de Annie Hall (1977) y Manhattan (1980) en los diálogos y en las vueltas de tuerca del guion. No es casual que Allen haya elegido Francia para su última película: el universo de cierta burguesía intelectual europea, con sus crisis afectivas y dilemas éticos, resulta terreno fértil para este tipo de relatos.
Sin embargo, Mouret no se limita a imitar. Su cine lleva años explorando los matices del amor, el deseo y la contradicción, con una mirada propia que en esta ocasión simplemente resuena con el espíritu alleniano. Lo que distingue a Tres amigas es su enfoque femenino: no solo por centrarse en tres protagonistas mujeres, sino por cómo el relato se adentra en sus deseos, sus renuncias y sus construcciones emocionales con una empatía poco frecuente.
Mouret propone una película cargada de ironía y melancolía, que descubre una forma de belleza en las zonas grises del amor (des)idealizado. Lejos de ofrecer soluciones, esta propuesta se anima a explorar con lucidez el terreno del amor después del amor.